Conciertos

TEMPORADA BOS 3


Palacio Euskalduna.   19:30 h.

JAZZ GAUA

Kurt Elling, cantante
Nabil Shehata, director

Temas de: Paul Simon, Duke Ellington, Eden Ahbez, y Betty Carter entre otros.

FECHAS

  • 06 de noviembre de 2014       Palacio Euskalduna      19:30 h.
  • 07 de noviembre de 2014       Palacio Euskalduna      19:30 h.

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Ocho décadas de jazz

Nina Simone, que fue una de las reinas del jazz desde finales de los cincuenta hasta el final de sus días, solía decir que la música que ella hacía era “música clásica negra”, y se resistía a que la comparasen continuamente con Billie Holiday, ya que ella prefería mirarse en el espejo de Maria Callas. Simone perteneció a una época en la que las fronteras entre ciertas ramas del jazz, la llamada música clásica y diferentes formas de música popular, como el rock, comenzaban a volverse más borrosas que nunca. Las tradiciones se cruzaban unas con otras y las influencias se disparaban en todas las direcciones. Se comenzaron a escribir obras mixtas, como el Concertino para cuarteto de jazz y orquesta de Schuller, compositores tan importantes como Berio o Stockhausen valoraban las inclinaciones progresistas de figuras del rock del momento, las guitarras eléctricas buscaban su espacio en el mundo sinfónico y jazzistas como Ornett Coleman o Anthony Braxton desarrollaban formas, armonías y estructuras rítmicas de una complejidad comparable a la música “seria” del momento.  
 
Pero en realidad los vínculos de los compositores clásicos con el jazz venían de muy atrás. No hay una fecha, una obra, un nombre, un hito que marque el nacimiento del jazz, pues la cultura en la que se desarrolló ni siquiera era consciente de estar creando una nueva forma de música. Por eso decía Bill Evans que el jazz es, antes de nada, un sentimiento. Alrededor 1900 era frecuente que, en zonas rurales del sur de Estados Unidos, cantantes negros entonasen lamentos sobre temas relacionados con sus orígenes africanos. Ese estilo, que se conocería después como blues, fue rápidamente capturado e imitado por orquestas de blancos, especialmente de Nueva Orleans, que comenzaron a improvisar en grupo sobre esos cantos. Así comenzaba a florecer, a inicios del XX, el jazz como uno de los elementos esenciales de la nueva cultura musical que se fraguaba en el nuevo continente. El club se convertía en uno de los centros de la vida social norteamericana. La difusión del jazz en los años veinte, en plena Harlem Renaissance, estimuló a destacados compositores estadounidenses (Aaron Copland, George Gershwin), pero sus ecos fueron escuchados también a este lado del Atlántico por figuras como Ravel o Stravinski.
 
Nicholas Cook sugiere que, tras la Segunda Guerra Mundial, el jazz se fue transformando “en una especie de tradición culta alternativa”. La enorme fama de los cantantes melódicos o crooners llevó a que el jazz empezase a independizarse de la música popular para convertirse, paulatinamente, en un reducto de vanguardia. Ello estrechó aún más sus vínculos con los músicos de tradición clásica, como es el caso Leonard Bernstein, que ya en los cincuenta era uno de los directores de orquesta más admirados y respetados del mundo. En su ópera Candide (1956), en origen un musical para Broadway, es difícil rastrear influencias puras del jazz, pues simplemente aspira a integrar elementos de la comedia musical norteamericana y de la ópera tradicional. De la escasa notoriedad que la acompañó durante décadas da muestra su éxito tardío en Europa. Su obertura, en cambio, se hizo enormemente popular desde el mismo día en que Bernstein la dirigió en un concierto con la Filarmónica de Nueva York en 1957. Ese mismo año compuso, también para Broadway, el musical West Side Story, una interpretación moderna del drama de Romeo y Julieta. Su éxito fue mayúsculo y tuvo su reflejo en la inolvidable película de Robert Wise y Jerome Robbins. En la obra se entrelazan técnicas heredadas del pasado (como el contrapunto) con elementos tomados del jazz y de la música popular latinoamericana, y varios de sus temas más conocidos están presentes en la Obertura que Maurice Peress adaptara para la plantilla de una orquesta sinfónica tradicional.
 
De esa forma, Bernstein se convirtió en uno de los primeros nombres importantes e influyentes de la música clásica en adentrarse en los dominios del arte popular. Las puertas para la ruptura de dogmas y la aceleración del tiempo en los setenta estaban más que abiertas. De forma paralela, la canción melódica seguía dando grandes estrellas a la música. Aquellos crooners (Frank Sinatra, Nat King Cole, Paul Anka, Tony Bennett, el viejo Louis Armstrong) venían a menudo del mundo del jazz y eran plenamente conscientes de que estaban dando un nuevo sentido al concepto de obra musical: un mismo tema, una misma melodía, una misma canción, podía adaptarse a cualquier forma estética y estilística, fuera cual fuera su origen. El intérprete tomaba nuevas dimensiones frente al compositor. My Way parecía obra de Sinatra, de igual forma que tiempo atrás, pese haber sido compuesta por Abel Meeropol, Strange Fruit había pertenecido a Billie Holiday. Ni siquiera grandes compositores como Gershwin se podían librar de ello. Por eso varios de los temas que Kurt Elling recupera esta noche no se recuerdan tanto por sus autores como por los que un día fueron sus intérpretes.
 
My Foolish Heart es uno de esos clásicos que han sido interpretados por músicos de estilos muy distintos, como Bill Evans, Astrud Gilberto, Keith Jarrett o el propio Sinatra. Victor Young compuso la canción en 1949 para el film homónimo de Mark Robson. More es el tema de la película Mondo Cane (1962) y debe su autoría a los italianos Riz Ortolani y Nino Oliviero, que provenían de dos mundos bien lejanos: el jazz y la canción napolitana. Estuvo nominada al Óscar a la mejor canción en 1963. De otro jazzman de nuestro tiempo, Michael Franks, toma Elling la canción Nightmoves, con la que en 2007 daba nombre e inicio al séptimo álbum de su carrera. Dos temas más pertenecen a ese disco. Tight (1976) es obra de uno de los grandes mitos del jazz vocal, la fabulosa (y muy virtuosa) Betty Carter, mientras que I Like the Sunrise (1947) revive la poética y el calor de la música de Duke Ellington. Esta canción forma parte de una suite (The Liberian Suite) compuesta para celebrar el centenario de la declaración de independencia de Liberia. Double Blues es un tema interpretado por Elling en el disco Priority (2002) del trompetista de Chicago Orbert Davis.
 
A Ralph Rainger y Leo Robin, autores de la popular Thanks for the Memory, les debemos la canción Easy Living (1937), punto de encuentro de jazzistas como Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Miles Davis o Chet Baker. El jazz más clásico reaparece Day Dream (1941), una canción escrita a cuatro manos por Billy Strayhorn y, de nuevo, Duke Ellington. Never Say Goodbye (1995) forma parte del primer disco de Kurt Elling, Close Your Eyes, por el que fue nominado a los Grammy. Su coautor es Laurence Hobgood, su pianista de cabecera hasta que hace bien poco ambos decidieran separar sus caminos. Stardust (1929), de Hoagy Carmichael, se ha convertido con el tiempo en un emblema de la canción norteamericana. De John Coltrane a Ringo Starr, de Dizzy Gillespie a George Benson, o de Louis Armstrong a Frank Sinatra, la lista de intérpretes que en algún momento de sus carreras la han abordado es realmente abrumadora. Otra canción que rompió fronteras entre diferentes estilos fue Nature Boy, de Eden Ahbez, que se hizo célebre a raíz de la sentida interpretación de Nat King Cole en 1948. 
 
Kurt Elling enfrenta, en arreglos diversos, temas clásicos y modernos como una forma de renovar la tradición. En sus manos, en su voz, en su micrófono, la música no tiene límites, ni siquiera para una orquesta habituada a tocar música clásica “blanca”. Desde los años veinte hasta la actualidad, aborda un repertorio flotante con el que aspira a continuar el legado de toda una época. Eso sí, sin despojar al jazz de sus dos grandes esencias: el ritmo y la improvisación.
 
Asier Vallejo Ugarte
 
 
KURT ELLING
Kurt Elling, ganador de un Grammy, se encuentra entre los vocalistas de jazz más célebres del mundo. Durante los últimos catorce años ha sido galardonado en todos los DownBeat Critics Poll y la Asociación de Periodistas de Jazz le ha distinguido en ocho ocasiones como cantante masculino del año en ese mismo periodo de tiempo. Todos los álbumes de Elling han sido candidatos a los Grammy.
Kurt Elling fue artista en residencia en los festivales de jazz de Singapur y Monterrey. Asimismo, ha escrito obras multidisciplinares para el Teatro Steppenwolf y la ciudad de Chicago. En la primera cena de Estado de la Administración Obama, Elling ofreció una actuación maestra.
Elling es un célebre artista de la técnica vocalese. Heredero natural de pioneros del jazz como Eddie Jefferson, King Pleasure y Jon Hendricks, Elling ha puesto sus propias letras a los solos improvisados de Wayne Shorter, Keith Jarrett y Pat Metheny. A menudo, incorpora a su obra imágenes y referencias de escritores de la talla de Rilke, Rumi, Neruda y Proust.
La última grabación de Elling, 1619 Broadway – The Brill Building Project, rinde homenaje al local que el London Telegraph llamó «el generador de canciones populares más importante del mundo occidental». Las interpretaciones y los arreglos de canciones firmados por Elling hacen de este disco un imprescindible para los que buscan la máxima expresión del arte cantado actual.
 
 
NABIL SHEHATA
Director de la Orquesta de Cámara de Múnich desde septiembre de 2011, Nabil Shehata comenzó su carrera como director varios años antes de dicho nombramiento, al tiempo que continuaba su actividad como uno de los principales contrabajistas del mundo.  
 
Después de estudiar con Daniel Barenboim, Lawrence Foster y Christian Thielemann, hizo un impresionante debut en Cottbus (Alemania) en 2007 y un año más tarde dirigió a la Orquesta Simón Bolívar en Venezuela invitado por Gustavo Dudamel. Desde entonces, trabaja con orquestas de todo el mundo, entre ellas, la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse, la Sinfónica de Kioto y la Orquesta Sinfónica de Düsseldorf.
 
La carrera de Nabil comenzó cuando en 2003 se convirtió en el primer intérprete de contrabajo en ganar el Concurso Internacional de Música de Múnich. En 2004, fue invitado por la Orquesta Filarmónica de Berlín, actuando por primera vez bajo la batuta de Daniel Barenboim durante la temporada 2007/2008. Actúa frecuentemente como solista, invitado por orquestas tales como la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, la Orquesta Gulbekian de Lisboa, etc. Asimismo, se encuentra muy comprometido con la Orquesta del Diván de Oriente y Occidente. Con frecuencia, imparte clases magistrales en Europa, Israel y Japón. 
 
Nacido en Kuwait en 1980, de madre alemana y padre egipcio, Nabil Shehata empezó a recibir clases de piano, aunque pronto descubrió su pasión por el contrabajo, instrumento que estudió con Thomas Zscherpe y Michinori Bunya en Würzburg, y con Esko Laine en Berlín.

NOCHE DE JAZZ CON KURT ELLING
En colaboración con 365 Jazz Bilbao, nos aventuramos en una noche de jazz de la mano y voz del prestigioso Kurt Elling, un artista que va más allá de la figura del crooner clásico. El hermoso color de su voz de barítono, su amplísimo registro y su técnica para la improvisación le llevaron a conseguir el Grammy al mejor álbum de jazz vocal. Clásicos de Duke Ellington, Paul Simon o Betty Carter, entre otros, en una noche en la que la BOS se vestirá de Big Band.
 

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Abono:

XX Century Classics


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Charla preconcierto
26/04/2024 • 18:00 • Euskalduna. Sala 5H Terraza


A. Schonberg: Cinco piezas para orquesta, op. 16
C. Saint-Saëns: Concierto para piano y orquesta nº 5 en Fa Mayor, op. 103 “Egipcio”
R. Strauss: Una vida de héroe, op. 40

Alexandre Kantorow, piano
Erik Nielsen, director

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