GRACIAS A TRES QUERIDOS MÚSICOS

GRACIAS A TRES QUERIDOS MÚSICOS
Los presentes conciertos son los últimos de abono en los que participarán tres históricos violinistas de nuestra orquesta. Dos profesoras y un profesor que a final de temporada habrán alcanzado la edad de jubilación, así que sirvan estas líneas para darles una emocionada despedida.
MARÍA MADRU
Después del primer contacto con la orquesta en 1982, tuvo que regresar a su Rumania natal por circunstancias personales. Su reincorporación definitiva a la BOS en el año 1987, no estuvo exenta de dificultades. Ha liderado a la orquesta desde la plaza de concertino durante casi los últimos 20 años y nos deja las siguientes palabras de despedida:
“Llegada al final de mi camino profesional, camino que no habría podido recorrer sin el amor, ayuda y comprensión de mi familia, quisiera agradecer a Pedro Goiricelaya, Anton Amann, Juan María Betanzos y Alicia González, quienes hicieron posible mi vuelta a la Orquesta Sinfónica de Bilbao, a los compañeros de antaño y de hoy, quienes me apoyaron en muchos momentos difíciles y al público bilbaíno cuyo calor me acompañó y me animó siempre.
Muchas gracias y hasta siempre.”
ANA ROSA ILLORO
Historia viva de la orquesta. Desde su silla de violinista, ha visto pasar 42 años de la vida de la BOS. Estuvo presente en el Cincuentenario y acaba de celebrar hace un año nuestro 90 aniversario. A lo largo de su extensísima vida como profesora ha convivido con cinco directores titulares diferentes: Pedro Pírfano, Urbano Ruiz Laorden, Theo Alcántara, Juanjo Mena y Günter Neuhold y ha afrontado en innumerables ocasiones el gran repertorio: simplemente como ejemplo, ha interpretado en 36 ocasiones la Sinfonía “del nuevo mundo” de Dvorák. Ana Rosa es la última profesora de la etapa anterior a la apertura de la Orquesta a músicos de otros países en el año 1982.
RICARDO TALLEDO
Peruano de nacimiento y bilbaino de adopción, Richi, para sus muchos amigos, se ha convertido en los últimos 30 años en una estampa inconfundible en la sección de primeros violines, con su larga melena siempre recogida en una elegante coleta. Un auténtico enamorado del violín que ha sabido contagiar su entusiasmo por la música y por la vida a cuantos han estado a su alrededor, incluidos los directores y solistas invitados, que siempre tienen un recuerdo para él.
Un agradecimiento sincero a los tres por todos estos años de arte y profesionalidad.