Conciertos
América en siete cuerdas
Carlos Miguel Prieto, director.
Yamandú Costa, guitarra.
ROBERTO SIERRA (1953)
Fandangos*
YAMANDÚ COSTA / Orq. de Elodie Boundy (1980)
Concerto de fronteira*
I. Fiesta
II. Coraçao de camalote
III. Contrabando
Yamandú Costa, guitarra.
ISAAC ALBENIZ / Orq. de Rafael Frühbeck (1860 – 1909)
Suite Española
I. Castilla (Seguidillas)
II. Granada (Serenata)
III. Sevilla (Sevillanas)
IV. Asturias (Leyenda)
V. Aragón (Fantasía)
EVENCIO CASTELLANOS (1915 – 1984)
Santa Cruz de Pacairiguá, Suite sinfónica
* Primera vez por la BOS.
FECHAS
- 13 de octubre de 2022 Palacio Euskalduna 19:30 h. Comprar Entradas
- 14 de octubre de 2022 Palacio Euskalduna 19:30 h. Comprar Entradas
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La riqueza del mestizaje
Hasta las primeras décadas del siglo XX, la música clásica que se escuchaba en la otra orilla del Atlántico apenas mostraba diferencias con la que se oía a este lado del océano. Hasta entonces, el público consumía allí con avidez -en teatros públicos y en espacios privados- una música heredera del Romanticismo europeo y, aun siendo incuestionable su importancia ya en la segunda mitad del siglo XIX, la presencia de compositores americanos en los programas de conciertos era inapreciable en relación al corpus musical internacional.
En el caso concreto de los países latinoamericanos -con las particularidades propias de cada uno- es fácil seguir en el catálogo de cada compositor el rastro de la herencia de Europa a través de España y en menor medida, y matizando más, vía Estados Unidos. Sin embargo, la verdadera fuerza de su música clásica reside en el inmenso e inagotable fondo sonoro indígena que, país a país, adquiere mil y un perfiles y se manifiesta en su atractivo color rítmico y melódico. Del maravilloso equilibrio entre corrientes «cultas» y «populares» surgió, repleto de dialectos, el lenguaje de la música latinoamericana, fecunda cosecha de hermoso y vibrante colorido, producto de la fusión entre los logros académicos de la tradición musical europea y ese fondo autóctono.
Uno de esos frutos híbridos es Fandangos de Roberto Sierra (Puerto Rico, 1953) en donde una danza dieciochesca, clásica y galante en su aroma popular -el fandango-, se llena de colorido exótico a través de una orquestación exuberante y de un tratamiento armónico que, sin salir de lo accesible, está sazonado con algunas disonancias discretamente ácidas. En palabras de su autor, se trata de una fantasía sobre un fandango para teclado de Antonio Soler y el final del fandango de uno de los quintetos de guitarra de Luigi Boccherini: “Lo traigo al presente a través de algunas transformaciones del tejido musical. Cuando escuchamos algo que puede sonar barroco, se abre una ventana a nuestro tiempo y la pieza se transforma. Mi título Fandangos (en plural) se refiere a la dimensionalidad de la obra“. Y, en efecto, el tema principal se va desplegando en una serie de variaciones sostenidas por el ostinato rítmico que, de forma estilizada y sutil, vertebra el fandango. Este discurso se apoya principalmente en el colorido tímbrico y en el tratamiento libre de la danza que, en su recurrencia y huyendo del recato dieciochesco, busca la expansión y la espectacularidad, adquiriendo así un fuerte impulso rítmico. Los metales y la percusión (sección muy ampliada en la pieza) son actores principales en esta proyección de la música hacia el patio de butacas, mientras que el arpa sugiere en ocasiones el rasgueo de la guitarra y las castañuelas recuerdan el origen del material musical. Fandangos fue compuesta en el año 2000 y estrenada en febrero de 2001 en el Kennedy Center de Washington, D.C.
Y este preludio fandanguero nos traslada de Puerto Rico a Brasil, entrando en escena el violão, guitarra de siete cuerdas muy común en el choro tradicional brasileiro. Instrumento de posibilidades extraordinarias, es delicado en su perfil melódico y versátil en sus posibilidades polifónicas. Intimista y festiva; culta y popular; predispuesta al jolgorio y de alma poética, la guitarra es una excelente compañera presente en muchas casas, que invita con sencillez a compartir canciones de amistad. Y, sin embargo, ¡qué difícil es dominar su técnica y qué lujo supone escuchar a un buen guitarrista!
Hoy disfrutamos de algo poco frecuente y es el hecho de que la música nos llegue directa del compositor-instrumentista. Originario del sur de Brasil, región que limita con Paraguay, Uruguay y Argentina, Yamandu Costa (Passo Fundo, 1980) se presenta como músico fronterizo y “popular”, interesado por múltiples estilos. Él mismo destaca que se crio escuchando, cantando y tocando música argentina, uruguaya, brasileira… Posee, además, una técnica portentosa que ha ido cultivando desde que, a los 6 años, su padre le regalara su primer violão.
Costa nos explica que Concerto de Fronteira “fue un encargo que me hizo la Orquesta de Mato Grosso en 2014. Como no tengo la técnica de la escritura musical, pedí a la compositora y guitarrista Élodie Bouny que me ayudara en la empresa. Las melodías y estructuras musicales fueron pensadas de manera intuitiva, teniendo como base mi visión popular al encarar la creación musical. A partir de este material inicial, Élodie se encargó de orquestar la obra, con mi participación.” Desde luego, el entendimiento entre ambos fue prodigioso y probablemente alimentado por el hecho de que Bouny es, además, su compañera de vida y la madre de sus hijos.
En cuanto al contenido de la partitura, él mismo enfatiza que su concierto tiene la intención de mostrar que “los hombres hacen las fronteras y los pájaros las sobrevuelan” En su opinión, “todas las culturas son mezclas y el único futuro posible son las mezclas”.
Cada movimiento del concierto destila alguna faceta de ‘región fronteriza’ propia del Sur de Brasil. El primero, «Fiesta», es un homenaje al compositor gaúcho y acordeonista Luís Carlos Borges y recoge ritmos de chamamé -danza típica del entorno gaucho- y de chacarera. En el segundo, «Corazón de camalote», el aire de guarania de Paraguay -especie de canción doliente enlazada armónicamente con la bossa nova y el bolero– es el hilo conductor de un discurso que pretende homenajear a esas barrancas del río Paraná que, por efecto de las lluvias, se desprenden de las orillas y se desplazan moviéndose de un país a otro. El concierto finaliza con un recuerdo al padre del compositor, el también guitarrista Algacir Costa, quien alimentó el amor de su hijo hacia la música folklórica incluyéndole como cantante en el grupo Os Fronteiriços -Los fronterizos-, que lideró en los años ochenta. Y el hijo ve al padre como “un latinoamericano apasionado por las diversas riquezas culturales de nuestro continente” y por ello titula el movimiento «Contrabando», como un guiño a quienes trafican con la música haciendo permeables unos estilos a otros, sin prejuicios, enhebrando ideas, ritmos, melodías y colores armónicos, lo que permite el peregrinaje de los sonidos de un lado al otro de unos límites imaginarios y facilita, a lomos de ellos, los enlaces que tanto enriquecen a las personas.
Yamandu Costa se declara “músico mestizo” y, con la misma pasión con la que toca y canta, afirma esto: “llevo mi tierra dentro de mi guitarra”. Por ello este Concierto de frontera «tiene la misma mezcla de culturas que mi formación”. Todo un lujo para los oídos.
Más que mezcla, la Suite española de Isaac Albéniz (Camprodón, 1860-Cambo- les-Bains, 1909) es una recopilación de ocho postales sonoras que reflejan la diversidad de acentos expresivos, sabores y ritmos asociados a otros tantos lugares de las fronteras españolas que, en el momento de la composición de la obra -en 1886-, incluían también a la Cuba colonial. La partitura fue concebida para el piano por un compositor que era también pianista extraordinario, de fértil imaginación y técnica fabulosa. Empezó su carrera como niño prodigio subrayando el lado espectacular y sensacionalista en sus actuaciones públicas, pero tras esta primera etapa de leyenda viviente y una vida aventurera, llegó a sus interpretaciones y a su catálogo un sólido reconocimiento internacional.
Décadas más tarde, Rafael Frühbeck de Burgos -formado en Bilbao en sus inicios musicales y director titular de la BOS entre 1958 y 1962-, aplicó la paleta orquestal a unos pentagramas que anunciaban ya desde la cuna el color radiante de una rica diversidad. La variedad en las texturas, la sensualidad armónica, los ritmos insinuados o violentos, la seducción de determinados giros melódicos o los efectos provocados por el pedal del piano parecían pretender una mayor exuberancia. Y Frühbeck diseñó la vestidura orquestal de la suite, aplicando varias capas de color tímbrico a este flamante mosaico de ventanas abiertas al paisaje hispano, que reúne la esencia concentrada de un horizonte, el aroma de un lugar de paso, la atmósfera arcaica de un rincón remoto, la languidez indolente provocada por la nostalgia o el regocijo emanado de un festejo popular. De esta manera, cada localización se transforma en una emoción distinta. Albéniz, -con la guía de Frühbeck- invita a nuestros oídos a disfrutar de este homenaje a las culturas en un viaje sugestivo y delicioso.
Se cuenta que la primera vez que Isaac Albéniz fue a América, lo hizo como polizón en un barco que partía de Cádiz. Tenía doce años y dio conciertos en Argentina, Uruguay, Brasil, Puerto Rico, o San Francisco. Hay indicios de que su padre -que al parecer lo acompañaba en la gira- estaba detrás de esta estrategia propagandística tan romántica. Ya saben, encantadoras microhistorias tan comunes en los pliegues de la historia verídica. En cualquier caso, Albéniz demostró a lo largo de su vida un indudable espíritu viajero y una estimulante sed de conocimiento de los dialectos musicales.
Y concluye el programa con una pieza del venezolano Evencio Castellanos (Cúa, 1916 – Caracas, 1984), uno de los músicos que más contribuyó a agitar el panorama musical en Venezuela. Desde la composición, lo hizo afianzando el estilo nacionalista de inclinación modernista, corriente que pretendió mezclar la música popular bailable de raíces coloniales -como la mazurca, el vals, el minué y la polca-, con las influencias musicales indígenas y africanas, haciendo de la hibridación una experiencia gozosa. Pero, además, Castellanos ejerció varios cargos importantes en las instituciones musicales de su país e hizo escuela: entre sus alumnos más destacados se encuentra José Antonio Abreu, fundador de El Sistema, proyecto de desarrollo social, cultural y humanístico a través de la participación de niños y jóvenes en orquestas y coros.
Santa Cruz de Pacairigua fue compuesta en 1954 para honrar la construcción de una pequeña iglesia próxima a Caracas. La música sacra fue siempre cercana al compositor y en ella centró parte de su producción ya que su padre, organista de iglesia, le enseñó a tocar el órgano y el armonio. La composición está estructurada como una suite sinfónica en tres partes sin interrupción y refleja las influencias musicales de su autor, haciendo alusión a las melodías folclóricas, a los ritmos populares de baile e incluso a los villancicos medievales. La línea de trompeta con que da comienzo establece inmediatamente el tono festivo de la primera parte. La deliciosa sección lírica central evoca una reflexión sosegada que se inclina, en algunos momentos, a la meditación de carácter religioso. Al final retorna el ambiente festivo y la orquesta se vuelca en ofrecer a nuestros oídos una brillante conclusión que, de modo imparable, da paso a la algarabía.
Con una dilatada instrumentación, a lo largo de la suite distintas voces instrumentales van tomando la palabra, coloreando el discurso con una variedad tímbrica que responde a diversas intenciones expresivas.
Todo un abanico de partituras que evidencian de qué fructífera manera el mestizaje enriquece la música. Disfruten.
Mercedes Albaina
Yamandú Costa.
Guitarra
Considerado uno de los mayores talentos brasileños de guitarra, Yamandú Costa es una referencia mundial. Asombran su increíble desempeño, y su pasión y absoluto dominio del instrumento que son difícilmente comparables. Su creatividad vuela sobre una técnica perfecta, explorando todas las posibilidades de la guitarra de siete cuerdas, renovando antiguos temas y presentando composiciones de intenso brillo en una interpretación envuelta de una contagiosa pasión.
Revelando una profunda intimidad con su instrumento y con un lenguaje musical sin fronteras, ha recorrido los más importantes escenarios de Brasil y del mundo, participando en grandes festivales y encuentros, y ganando algunos de los premios más importantes de la música de Brasil. En marzo de 2020, Yamandú fue nombrado Embajador EXIB de la Diversidad Musical Iberoamericana para el «Fomento de las colaboraciones musicales en el ámbito iberoamericano. Protección de la memoria musical Iberoamericana.»
Yamandú Costa es hoy el músico brasileño que más se presenta en el exterior, cubriendo los más diversos países del mundo: Francia, Portugal, España, Bélgica, Alemania, Italia, Austria, Suiza, Países Bajos, Suecia, Noruega, Monte Carlo, Finlandia, Estonia, Eslovenia, Rusia, Lituania, Serbia, Grecia, Macedonia, Israel, Chipre, India, China, Japón, Corea del Sur, Zimbabue, Cabo Verde, Angola, La Reunión, Emiratos árabes Unidos, Australia, EE.UU., Canadá, Ecuador, Cuba, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay, México y Costa Rica.
Se ha presentado con algunas de las orquestas y directores más prestigiosos del mundo, como la Orquesta Nacional de Francia, Orquesta Nacional de Bélgica, Orquesta de Paris, Orquesta Sinfónica MDR-Leipzig, Orquesta Filarmónica de Rotterdam, Orquesta Filarmónica de Calgary, Queensland Symphony Orchestra, Adelaide Art Orchestra, OSB-Orquesta Sinfónica Brasileña, Orquesta de la Provincia de Mato Grosso, Orquesta Nacional de Musica Argentina y Orquesta Filarmónica de Monte Carlo, dirigidas por Kurt Masur, Kristjan Järvi, Alondra de la Parra, Roberto Minczuk, Leandro de Carvalho…
Ha colaborado con artistas tan renombrados como Bob McFerrin, Melody Gardot, Baden Powell, Richard Galliano, Stefano Bollani, Shelly Berg, Vicent Peirani, Daniel Mille, Sylvain Luc, Stochelo Rosenberg, Sebastien Giniaux, Alfredo Rodriguez, Edmar Castañeda, Antonio Zambujo, Pepe Romero, Romero Lubambo, Slava Grigoryan, Juan Falú, Luis Salinas, Lucio Yanel, Pedro Jóia, Carlos Nuñez, Doug de Vries, Gerardo Núñez, Vladimir Sumin, Vladimir Markushevich, Mayra Andrade, Carminho, Gilberto Gil, Djavan, Seu Jorge, Hermeto Pascoal, Mario Adnet, Sergio Assad, Paulo Jobim, Toquinho, João Bosco, Zeca Pagodinho, Ney Matogrosso, Marisa Monte, Roberta Sá, Naná Vasconcelos, Dominguinhos, Renato Borghetti, Hamilton de Holanda, Armandinho Macedo, Elba Ramalho, Guinga, Ricardo Herz, Baby Consulelo, Henrique Cazes, Robertinho Silva, Época de Ouro, Trio Madeira Brasil, Guto Wirtti, Nina Wirtti, Grazie Wirtti, Rogerio Caetano, Alessandro Penezzi, Nicolas Krassik, Bebê Kramer, Danilo Brito, Zé Nogueira, Edu Ribeiro, Tiago Espírito Santo, Jazz Cigano Quinteto, Luis Carlos Borges and Alegre Côrrea…
Carlos Miguel Prieto.
Director
Carlos Miguel Prieto nació en el seno de una familia de músicos de ascendencia hispano-francesa en Ciudad de México. Su carismático estilo de dirección se basa en su dinamismo y la expresividad de sus interpretaciones. Prieto está considerado como una importante e influyente figura de la cultura, y se trata, de hecho, del director de orquesta mexicano más relevante de su generación. Desde el año 2007 está al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, la más importante del país. Asimismo, Prieto dirige la Orquesta Filarmónica de Louisiana (LPO) desde 2006, con la que ha liderado una auténtica renovación cultural de Nueva Orleans tras el huracán Katrina. En 2008, fue nombrado Director Musical de la Orquesta Sinfónica de Minería, una orquesta especialmente selecta que celebra programas estivales de dos meses en la capital mexicana. En 2022, Prieto ha sido nombrado Director Musical Designado de la Sinfónica de Carolina del Norte desde la temporada 2022/23 y comenzará oficialmente sus funciones en la 2023/24.
Algunos de sus éxitos más recientes incluyen su debut con la Orquesta Filarmónica de Londres, la NDR Elbphilharmonie, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt, la Hallé, la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool, la Orquesta Nacional de España, la Orquesta Sinfónica de Bournemouth, la Orquesta Nacional de la BBC de Gales y la Auckland Philharmonia.
Prieto es uno de los grandes directores de la actualidad, como demuestran sus numerosas colaboraciones con las principales orquestas norteamericanas. Entre ellas se encuentran las Sinfónicas de Cleveland, Dallas, Toronto, Minnesota, Washington, New World y Houston, así como la Sinfónica de Chicago y la propia Sinfónica de Carolina del Norte, con las que ha forjado colaboraciones especialmente estrechas y exitosas.
Desde 2002, Prieto colabora con Gustavo Dudamel en la dirección de la Orquesta de las Américas, la cual atrae a jóvenes músicos de todo el continente americano. Prieto, defensor acérrimo de la educación musical, fue Director Principal de la orquesta desde su creación hasta 2011, año en que fue nombrado Director Musical. A principios de 2010 la dirigió con Valery Gergiev coincidiendo con la celebración del 40 aniversario del Foro Económico Mundial, en el Carnegie Hall. En 2018 emprendió una gira por Europa con su orquesta en festivales de verano con actuaciones que le llevaron a Rheingau, Edimburgo o a Hamburgo con la Elbphilharmonie. Trabaja también regularmente con la Orquesta Nacional Juvenil de Gran Bretaña y la NYO2 en Nueva York.
Prieto es un conocido defensor de la música latinoamericana. De hecho, ha dirigido más de cien estrenos mundiales de obras de compositores mexicanos y americanos, muchos de los cuales encargados por él mismo.
Prieto cuenta con una extensa discografía con sellos como Naxos y Sony entre otros. Entre sus recientes grabaciones encontramos el Concierto para piano n.º 2 y los Études-tableaux Op. 33 de Rajmáninov, con Boris Giltburg y la Royal Scottish National Orchestra, galardonada con el premio Opus Klassik de 2018 y parte de la lista de Gramophone de la crítica en el año 2017. También ha grabado el Concierto para violín de Korngold con el violinista Philippe Quint y la Orquesta Sinfónica de Minería, con la que recibió dos nominaciones a los Grammy. En noviembre de 2018 se publicará su grabación de los conciertos de violín de Elgar y Finzi con Ning Feng en Channel Classics.
Carlos Miguel Prieto fue reconocido por Musical América como el Director del Año 2019. Graduado por las Universidades de Princeton y Harvard, Carlos Miguel Prieto estudió dirección con Jorge Mester, Enrique Diemecke, Charles Bruck y Michael Jinbo.
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