Conciertos

BOS 09
Orquesta Sinfónica de Navarra
Orquesta Sinfónica de Navarra
Manuel Hernández-Silva, director
Fernando Remacha (1898-1984): Cartel de fiestas
I. Chupinazos
II. Procesión
III. Señoritas en los toros
IV. Jotas
Sergei Prokofiev (1891-1953): Concierto nº 2 para Piano y Orquesta en sol menor Op. 16
I. Andantino. Allegretto
II. Scherzo. Vivace
III. Intermezzo. Allegro moderato
IV. Finale. Allegro tempestoso
Kun Woo Paik, piano
Robert Schumann (1810-1856): Sinfonía nº. 2 en Do Mayor Op. 61
I. Sostenuto assai – Un poco più vivace
II. Scherzo (Allegro vivace)
III. Adagio espressivo
IV. Allegro molto vivace
FECHAS
- 17 de enero de 2019 Palacio Euskalduna 19:30 h. Comprar Entradas
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DE EXILIOS Y REGRESOS
La chispeante suite Cartel de fiestas de Fernando Remacha (1898-1984) abre el concierto de hoy. Fue Inicialmente escrita para piano en 1946, y premiada en un concurso organizado por el Ayuntamiento de Pamplona, el 26 de junio de aquel año.
El mismo Remacha realizará la transcripción para orquesta, estrenándose en el Teatro Buenos Aires de Bilbao el 28 de diciembre de 1947, a cargo de la Orquesta Municipal de Bilbao. La versión orquestal fue también galardonada, con el premio Príncipe de Viana de composición, en el mismo 1947.
Cuatro movimientos componen Cartel de fiestas: «Chupinazos», «Procesión», «Señoritas a los toros» y «Jotas». Aunque de carácter festivo y con evidente raíz popular, Remacha teje una obra viva, divertida, de orquestación elegante y con sutiles guiños a todo su propio bagaje musical y el ideario de los creadores del 27: lo autóctono, el folklore, tamizados por un velo intelectual en conexión con las vanguardias europeas. Supone, además, un paso hacia la luz del hombre que había permanecido oculto, para sus paisanos y para el resto del mundo, durante demasiados años.
Porque el caso de Fernando Remacha es un emblemático y doloroso ejemplo del exilio interior al que se vieron forzados tantos otros intelectuales de su tiempo, tras la finalización de la Guerra Civil.
Nacido en Tudela, se instala en Madrid desde temprana edad, para completar su formación musical. Es el efervescente Madrid de la República, la Generación del 27 y la Residencia de Estudiantes, que propicia la creación y la experimentación en todos los ámbitos. Como músico, Remacha forma parte del llamado Grupo de Madrid, junto a Salvador Bacarisse (1898-1963), Gustavo Pittaluga (1906-1975), Julián Bautista (1901-1961), Juan José Mantecón (1895-1964), Rosa García Ascot (1902-2002) y los hermanos Halffter: Rodolfo (1900-1987) y Ernesto (1905-1989). El Grupo de Madrid, paralelamente a la generación del 27, nace con el deseo de establecer un ideario estético común que se integrase en la vanguardia europea, sin perder la raíz nacional. España abierta a Europa. Modernidad desde la tradición.
Y ése es el espíritu que recorre toda la obra de Remacha: un eclecticismo en el que caben nacionalismo, neoclasicismo, neorromanticismo, impresionismo, cierta tendencia a la atonalidad. Aquí y allá, en sus partituras se encuentran ecos de Falla, Albéniz, Debussy, Ravel, Bartók, Stravinsky, Himdemith, Schönberg, o Malipiero.
Pero estalla la guerra. El hombre inquieto que, becado estudia en Roma, y de vuelta, trabaja en Filmófono (donde realiza diversas tareas, en torno al cine y la música, y coincide y colabora con Luis Buñuel), el ganador de tres premios nacionales de música (1932, 1938 y 1980), siempre abierto al exterior, profundo conocedor de los grandes músicos del pasado y de la vanguardia, se ve condenado a refugiarse en su Tudela natal. En la oscuridad voluntaria no deja nunca de componer, dedicándose también a la enseñanza. Con el tiempo, llegará a ser director del Conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona y, de una manera u otra, conseguirá dejar su impronta y su saber, docente y creativamente. Pero resulta inevitable lamentar que los acontecimientos políticos truncaran su trayectoria compositiva y vital, y preguntarse, como con tantos otros, cómo hubiera evolucionado en plenitud y libertad.
Sergei Prokoviev (1891-1953), el autor del Concierto nº2 para piano y orquesta en sol menor, op.16, es un caso paradigmáticamente opuesto al de Remacha. Conocedor del éxito, afamado pianista, viajero incansable, compositor frenético, se acerca y se aleja, por oleadas, de su Rusia natal y su ideología dominante.
Músico precoz, compone su primera ópera siendo aún un niño. Su paso por el Conservatorio, donde sigue estudios de composición, piano y orquesta, le pone en contacto, entre otros maestros, con Rimski-Korsakov. Pero el joven Prokoviev está a la búsqueda de un estilo propio que, sin duda, encontrará al filo de los años: de riqueza melódica personalísima e inagotable, a veces coqueteando con la atonalidad y la politonalidad, fiel en esencia al espíritu de la música rusa, intentando siempre escapar del academicismo y, al mismo tiempo, con la mirada puesta en el pasado inspirador.
El catálogo de sus obras es inmenso y variadísimo: para piano solo, música de cámara, sinfonías, suites orquestales, conciertos, óperas, ballets, música incidental, música para el cine, música vocal, y un largo etcétera. Prácticamente, cada una de esas rúbricas cuenta con una pieza célebre: El amor de las tres naranjas (ópera), Romeo y Julieta (ballet), Sinfonía nº1, op.25 “Clásica”, Pedro y el lobo (para narrador y orquesta), Iván el Terrible (banda sonora para el film dirigido por el mítico Eisenstein), son algunos ejemplos.
El concierto nº2 para piano fue escrito entre 1912 y 1913 y dedicado a un amigo personal que se suicidó. Pero el manuscrito se perdió en un incendio y Prokoviev reescribió una segunda versión en 1923. Tan diferentes debieron ser las versiones, que el propio autor se inclinó a considerar la segunda como su cuarto concierto, tras el tercero (en do mayor, op.26, escrito en 1921, y el más presente en los programas).
Esta versión definitiva fue estrenada en 1924 en París bajo la batuta de Serge Koussevitz, con el propio autor al piano y desigual acogida de público y crítica.
Muy exigente técnicamente, cuenta con cuatro movimientos de duraciones dispares, siendo el segundo y el tercero mucho más breves que los otros dos restantes. La cadencia, al final del primero, es una de las más comprometidas de todo el repertorio pianístico.
Andantino-Allegretto-Poco meno mosso-Tempo I (Andantino)
Andantino. Tras una brevísima introducción, el piano presenta ya en el tercer compás un sugerente tema de quebradas líneas octavadas, acompañado sutilmente por la orquesta. La sección avanza, creciendo en intensidad y complejidad, hasta desembocar en el Allegretto, que consiste en un cálido intercambio de motivos entre el piano y el viento madera, con las cuerdas de fondo. El Poco meno mosso, tras algunos compases de orquesta sola, contiene la cadencia, inspirada en el tema inicial, apasionada e incandescente, de un virtuosismo deslumbrante. El Tempo I sirve de recapitulación, con el tema inicial enunciado por el piano.
Scherzo (Vivace). Flamígero, sin un instante de reposo para el piano, sugiere tal vez una suerte de “maquinismo con alma”.
Intermezzo (Allegro Moderato). Denso y hercúleo, cuenta sin embargo con algunas líneas de lirismo, pero la sensación general es de un inexorable viaje concéntrico.
Finale. Allegro tempestoso-Meno mosso-Più mosso (Allegro)-Meno mosso (Moderato)-Allegro tempestoso. En el último movimiento se van alternando momentos de exuberante y apremiante discurso con otros de cierto recogimiento. Hermosas intervenciones a cargo del piano, más líricas que en el resto de la partitura, profusión de ideas en todos los atriles. Tras un inesperado pianissimo (que nos hace creer que la obra finaliza ahí), el deslumbrante y recapitulativo Allegro tempestoso cierra la obra.
Robert Schumann (1810-1856) escribió su Sinfonía nº2 en Do mayor, op.61 entre 1845 y 1846 y fue estrenada el 5 de Noviembre de 1846 en la sala Gewendhaus de Leipzig, con Félix Mendelssohn al frente de la orquesta. Once días después, revisada y con el añadido de tres trombones, será interpretada de nuevo. Representa un punto de inflexión vital y musical en la trayectoria de su autor.
Cuando Robert contrae matrimonio con Clara Wieck en 1840 y se traslada a Leipzig, el compositor se sumerge en una fiebre compositiva de impulso profundamente romántico, con el piano como faro inspirador (no podía ser menos, pues Clara era una afamada pianista) y la voz como referencia primordial. La premura a la hora de componer es también un rasgo característico de esta época. Y, sin duda, la felicidad de la pareja. Más de un centenar de lieder ven la luz ese mismo año (Frauenliebe und Leben, op.42 o Dichterliebe, op.48, son magistrales ejemplos).
Pero en 1844, tras una gira por Rusia, Schumann tiene su primera crisis de salud. Se mudan a Dresde y todo cambia. Las sombras de la enfermedad mental se ciernen sobre él. Renuncia al piano como herramienta de trabajo, tornando a un método compositivo más intelectual y abstracto, además de mucho más pausado. Se vuelca en el estudio del contrapunto y vuelve la mirada hacia Bach. De todo ello, es un ejemplo paradigmático la Sinfonía nº2.
De hecho, las referencias más o menos explícitas a Bach (y en concreto a la Ofrenda Musical, BWV 1049) recorren prácticamente toda la partitura. Pero hay también guiños a Hadyn y a Beethoven.
Sostenuto assai-Allegro ma non troppo. Abre la sinfonía un hermoso y sereno preludio coral (forma bachiana por autonomasia), sobre un tema inspirado en la fanfarria inicial de la Sinfonía “Londres”, op.104 de Haydn. El Allegro ma non troppo que sigue, de aroma beethoveniano innegable, desarrolla ampliamente un simple tema rítmico, alentado por un enérgico motor romántico.
Scherzo (Allegro vivace). Relampagueante, sin apenas respiro, y de gran lucimiento para orquesta y director. Con dos contrastados tríos: el primero, más dinámico, y el segundo, más lírico. Y se suceden las referencias. Así, por ejemplo, en el segundo trío, aparece el motivo BACH (si bemol, la, do, si natural, según la notación alemana), y en el final del movimiento vuelve a aparecer la fanfarria haydniana.
Adagio espressivo. Hermosísimo, lleno de emoción romántica, pero contenida por un omnipresente pathos barroco. Personal y emocionante.
Allegro molto vivace. Se retoma la energía y el espíritu del primer movimiento, para cerrar la obra con un festivo y magníficamente bien construido canto de gratitud a la vida, en general, y a Clara, en particular (con cómplices referencias a ella dirigidas), en el que se suceden motivos ya presentados antes y otros nuevos, de Bach, Beethoven, Haydn y melodías propias, trenzado todo ello en ritmos punteados muy representativos de la paleta schumanniana.
KUN WOO PAIK – piano
Kun-Woo Paik es considerado uno de los más grandes pianistas de su generación. Su debut europeo tuvo lugar 1974 con tres recitales consecutivos en el Wigmore Hall de Londres, seguidos de otro recital en la Philharmonie de Berlín. Desde entonces ha colaborado estrechamente con directores como Lorin Maazel, Mariss Jansons, Long Yu, Sir Neville Marriner, Wolfgang Sawallisch, Jiří Bĕlohlávek, Dmitri Kitaenko, James Conlon, John Nelson, Eliahu Inbal, Hernández-Silva o Antoni Wit, y tocado con orquestas como New York Philharmonic, London Symphony, BBC Symphony, Orchestre de Paris, Sinfónica de Berlín, Nacional Húngara, Filarmónicas de Oslo, Rotterdam, Varsovia y San Petersburgo. Es también habitual invitado en festivales como Berliner Festwochen, Aix-en-Provence, La Roque d´Anthéron, Ravinia, Mostly Mozart, Colmar, Montreux, Dubrovnik, Aldeburgh o Festival de Pascua de Moscú.
Entre sus numerosas grabaciones se pueden destacar Scriabin, Liszt, las obras completas para piano de Mussorgsky, la integral de conciertos para piano y la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov (con Vladimir Fedoseyev para BMG) o la integral de las 32 sonatas de Beethoven para DECCA. Su grabación de la integral de conciertos de piano de Prokofiev recibió el Diapason d´Or del año y el premio de la Nouvelle Académie du Disque de Francia.
MANUEL HERNÁNDEZ-SILVA – Director
Se graduó en el conservatorio superior de Viena con matrícula de honor y ese mismo año ganó el concurso de dirección Forum Jünger Künstler de la Wiener KammerOrchester, a la que dirigió en la Konzerthaus de la capital austríaca. Ha sido director titular de la Orquesta de Córdoba y principal invitado de la Simón Bolívar de Caracas. Actualmente es director titular y artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga y director Artístico de la Orquesta Sinfónica de Navarra.
Ha actuado como director invitado con las orquestas sinfónicas de Viena, Israel, Radio de Praga, WDR de Colonia, Nacionales de España, Puerto Rico, Chile, Venezuela y México, Municipal de Caracas, Simón Bolívar, Karlsbad, Wuppertal; Filarmónicas de Seúl, Nord-Tchechische Philarmonie, Biel, Olomouc o Bogotá. En España ha dirigido a la Real Filarmonía, sinfónicas de Bilbao, RTVE, Tenerife, Castilla y León, Principado de Asturias, Comunidad de Madrid, Navarra, Barcelona i Nacional de Catalunya, Ciudad de Granada, Filarmónica de Gran Canaria, etc. Próximos compromisos incluyen la Tucson Symphony o la Filarmónica de Buenos Aires
Hernández-Silva desarrolla también una intensa actividad docente, impartiendo cursos internacionales de dirección e interpretación, así como numerosas conferencias.
ORQUESTA SINFÓNICA DE NAVARRA
Fundada en 1879 por Pablo Sarasate, la Orquesta Sinfónica de Navarra (OSN) es la agrupación más antigua en activo en el panorama orquestal español. En la actualidad, está integrada en la Fundación Baluarte, una institución financiada principalmente por el Gobierno de Navarra, y como tal es la orquesta oficial de la Comunidad Foral. En sus casi ciento cuarenta años de existencia, la Sinfónica de Navarra Pablo Sarasate se ha presentado en los principales auditorios, temporadas de ópera y festivales tanto en España como en el extranjero. Especial relevancia ha tenido su presencia en varias ocasiones en el Théâtre des Champs Elysées y en el Théâtre du Châtelet de París, así como la gira de conciertos organizada por el sello Universal Music en importantes auditorios europeos. Como intérprete de referencia del compositor y violinista Pablo Sarasate, su grabación de la integral de la obra de este compositor navarro para Naxos con la violinista Tianwa Yang ha sido unánimemente alabada por la crítica internacional. También con este sello la OSN está llevando a cabo un programa de grabaciones con el director de orquesta polaco Antoni Wit. La OSN se presenta al público de Navarra en una temporada anual de conciertos en las ciudades de Pamplona, en el Auditorio Baluarte; y Tudela, en el Teatro Gaztambide, y desarrolla una importante actividad social y educativa en toda la Comunidad Foral. Desde la temporada 2018-2019 su Director Titular y artístico es Manuel Hernández Silva.
Agenda de eventos
Eventos relacionados

Beethoven y el Doctor Atomic
Lugar: Palacio Euskalduna
John Adams revitalizó la ópera, devolviendo a la escena las noticias que habían sido historia reciente en las portadas de los periódicos. Doctor Atomic recrea el clima de tensión que rodeó a los primeros ensayos de la bomba atómica, y se adelantó a la hora de elevar a Oppenheimer a la altura de héroe trágico. Su música tuvo tal potencia que Adams creó una sinfonía sobre ella, a la que sucede en el programa el luminoso concierto de violín de Beethoven, una música sanadora en las manos del estupendo Khachatryan.
Joana Carneiro, directora
Sergey Khachatryan, violín
I
SAMUEL BARBER (1910 – 1981)
Adagio para cuerdas
JOHN ADAMS (1947)
Doctor Atomic Symphony*
The Laboratory – Panic – Trinity
II
LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770 – 1827)
Concierto para violín y orquesta en Re Mayor Op. 61
I. Allegro ma non troppo
II. Larghetto. Attacca:
III. Rondo. Allegro
Sergey Khachatryan, violín
*Primera vez por la BOS
Dur: 110’ (aprox.)

Mozart, Mendelssohn y Suzuki
Lugar: Palacio Euskalduna
Regresa Masaaki Suzuki con un programa a su medida. Comienza con una sinfonía de increíble madurez para un Mozart de solo 17 años, continúa con su música vocal con protagonismo para Jone Martínez, cuya voz enamoró a Suzuki en su primera visita, y finaliza con la hermosa sinfonía con la que Mendelssohn celebró la reforma luterana, y que contiene el solemne Amen de Dresde que utilizará más tarde Wagner en Parsifal.
W.A. Mozart: Sinfonía nº 25 en sol menor K. 183
W.A. Mozart: Selección de Arias de concierto
F. Mendelssohn: Sinfonía nº 5 en Re Mayor Op. 107 “de la Reforma”
Jone Martínez, soprano
Masaaki Suzuki, director

Penderecki y la Cuarta de Brahms
Lugar: Palacio Euskalduna
Penderecki fue un compositor de vanguardia, pero siempre estuvo atento a las formas del pasado. Inspirándose en ellas creó su Concerto grosso para tres violonchelos, una obra que se ha incorporado con éxito al repertorio del instrumento. Por su parte el joven Eduardo Strausser nos propone la Cuarta de Brahms, una obra maestra que también mira al barroco (la imponente passacaglia) y que corta la respiración con el motivo suspirante con el que arranca, el bellísimo solo de flauta que anticipa el final, u otros tantos que ustedes elijan.
W. Kilar: Orawa
K. Penderecki: Concerto grosso para tres violonchelos y orquesta
J. Brahms: Sinfonía nº 4 en mi menor Op. 98
Michał Dmochowski, violonchelo
Orfilia Saiz, violonchelo
Adam Klocek, violonchelo
Eduardo Strausser, director

Nobu y la Sinfonía fantástica
Lugar: Palacio Euskalduna
El arquetipo del artista romántico es la idea sobre la que gira obsesivamente la Sinfonía fantástica de Berlioz, una obra que fue definida por Bernstein como el primer ejemplo de música psicodélica de la historia, y con la que cerramos nuestro ciclo de Mitos. El otro gran atractivo del programa será el regreso del pianista japonés Nobu, después de su inolvidable primera visita. Esta vez con el Concierto en Sol de Ravel, en el 150 aniversario del compositor.
M. Ravel: Pavane pour une infante défunte
M. Ravel: Concierto para piano y orquesta en Sol Mayor
H. Berlioz: Sinfonía Fantástica Op. 14
Nobuyuki Tsujii, piano
Tatsuya Shimono, director