Conciertos

BOS 14


Palacio Euskalduna.   19:30 h.

El Dvorák más bohemio

Entradas de última hora

Unai Urrecho, director
Conrado Moya & Vicent Zaragoza, percusión


AVNER DORMAN (1975)

Spices, Perfums, Toxins!*

Conrado Moya & Vicent Zaragoza, percusión


ANTONIN DVORAK (1841 – 1904)

Sinfonía nº 8 en Sol Mayor Op. 88

I. Allegro con brio
II. Adagio
III. Allegretto grazioso
IV. Allegro ma non troppo

* Primera vez por la BOS
Dur: 60’ (aprox.)

FECHAS

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Contradicciones y disonancias

Fue Aristóteles quien formuló por primera vez una ley de la lógica que dice algo así como que «dos proposiciones que se niegan recíprocamente no pueden ser ciertas ambas a la vez»: el Principio de Contradicción. Los filósofos la enuncian de forma mucho más compleja pero, en resumen, viene a decir que algo no puede ser a la vez verdadero y falso, una cosa y la contraria.

Bueno o malo, triste o alegre, fuerte o débil…, describimos el mundo que nos rodea a través de un montón de dúos opuestos que se excluyen mutuamente. Que se contradicen. Visto así, parece algo obvio –aunque supongo que ser el primero en expresarlo en palabras no tuvo que ser fácil– porque la lógica, lo racional, nos empuja a polarizar nuestro pensamiento, a etiquetarlo todo y ordenarlo en dos cajones distintos, uno a cada lado.

Pero, ¿y los matices? ¿Cuántos grises existen entre el blanco y el negro? ¿Qué hacemos con todo lo que no podemos colocar en ninguna de las dos cajas? O, peor aún: ¿qué hacemos con todo lo que podemos colocar en ambas cajas? Porque, por más que nos empeñemos, el ser humano no siempre es racional y lógico. ¿Cuántas veces experimentamos la sensación de pensar una cosa y hacer otra, sin apenas ser conscientes de estar manteniendo dos ideas incompatibles? Por ejemplo, ¿quién no ha comido chocolate cuando está haciendo una dieta? «Bah, solo una onza pequeñita, si es del 85% de cacao y apenas tiene azúcar, no me puede engordar mucho…» Quitamos importancia a las creencias incompatibles para eliminar la incoherencia, la contradicción. «Mañana pondré acelgas hervidas para comer y arreglado».

En psicología, la sensación de tensión o incomodidad que generan estas situaciones que se producen cuando nuestras ideas se contradicen con nuestros actos se llama disonancia cognitiva –¡qué termino tan musical!–, y se da –reconozcámoslo– con mucha frecuencia en nuestro comportamiento. Resolver este malestar, deshacernos de esta disonancia, puede ser una gran oportunidad de crecimiento. Las contradicciones están siempre presentes y, por mucho que a veces nos avergüencen, son fuerzas positivas que nos provocan y nos (re)mueven.

El concierto de hoy, como no podía ser de otra forma, está plagado de contradicciones. En la primera obra que escucharemos, es el propio autor Avner Dorman quien, involuntariamente, encarna este espíritu contradictorio. Nacido en Tel Aviv en 1975, basa sus composiciones en arraigadas influencias étnico-culturales para explorar nuevos territorios y plasmar la joven y cosmopolita cultura israelí, utilizando un sencillo lenguaje tonal y melódico que se vertebra, sin embargo, en un vocabulario rítmico y complejo. De gran impacto emocional, sus obras se apoyan en una rigurosa técnica que se inspira a partes iguales en Bach, Stravinsky, Led Zeppelin y Prince.

Pero también de forma consciente, Dorman se sirve de ellas: «Spices, perfums, toxins! –¡Especias, perfumes, toxinas!– se refiere a tres sustancias que son extremadamente atractivas, pero llenas de peligro. Las especias deleitan el paladar, pero pueden causar enfermedades; los perfumes seducen, pero también pueden traicionar; las toxinas traen éxtasis, pero son mortales. El concierto combina tambores de Oriente Medio, percusión orquestal y baterías de rock con la música orquestal, un sonido único atractivo y peligroso al mismo tiempo.»

Es una pieza tan contradictoria, que toma la posición de concierto tradicional y le da la vuelta, trayendo la percusión desde su olvidada lejanía al fondo del escenario hasta el frente, al lugar del solista… pero no uno, sino dos solistas con toda una colección de más de 20 instrumentos que incluye marimbas, vibráfonos, tom toms, campanas, bongos, baterías y darbukas –que aportan ese sabor inconfundible de Oriente Medio–.

En tres movimientos, como sugiere el título, la obra se abre con Spices, sutil y rico como un bordado oriental que entreteje el sonido de las dos marimbas con el pizzicato de las cuerdas, salpicado de ocasionales acentos rítmicos –organizados según el sistema indio de Talas – y bellos giros de las maderas, cuyo resultado es una mezcla exótica, sensual y atractiva.

Perfums, de un nostálgico lirismo contenido, sigue al primer movimiento sin descanso. De texturas desbordantes, combina marimba y vibráfono en un sonido rico y oscuro que lo mismo recuerda a las arias barrocas que al folklore de Oriente Medio o al mundo del jazz en un embrujo etéreo, ambiguo y sugerente.

El tercer movimiento, Toxins, vuelve a un tiempo enérgico, un ritmo intenso en el que la orquesta, apasionada, dialoga con dramáticos y combativos estallidos rítmicos de los solistas, en una adictiva tensión que termina con una exuberante explosión final.

La segunda obra del concierto esconde también curiosas contradicciones, aunque tal vez menos evidentes que la anterior. La Octava Sinfonía de Dvořák es el paradigma de pieza musical en la que una apariencia sencilla y melódica oculta un intrincado interior de compleja y moderna estructura armónica que presenta nuevos modos de afrontar la forma sinfónica, cimentada en un rigor formal menos estricto y un uso descriptivo musical de mayor atractivo. Ahora bien, si todo este galimatías de tecnicismos es complicado, aún lo es más escribir bellas melodías que, sin perder su esencia simple, pegadiza y placentera, sirvan para edificar sobre ellas –o bajo ellas– todo este armazón sinfónico.

Dvořák pretendía «escribir una obra diferente de mis otras sinfonías, con ideas individuales funcionando de una manera nueva». ¡Y vaya si lo consiguió! Mientras la Sexta y la Séptima se anclaban aún en el clasicismo vienés, la Octava se abre a la experimentación y a una variedad melódica que roza el exceso, al tiempo que crea un tipo de discurso sinfónico indiscutiblemente personal.

La obra fue compuesta en su casa de verano de Vysoká, al sur de Bohemia, en el plácido otoño de 1889. En este ambiente relajado, la música fluía fácilmente, terminándola en apenas 29 días –aunque la orquestación aún tardó seis semanas en estar finalizada– y reflejando esta atmósfera inspirada en la naturaleza, nacida durante largas caminatas por el bosque, en una música llena de alegría, belleza natural y energía efervescente.

Desde la Pastoral de Beethoven, muchos compositores han escrito una sinfonía “campestre” –la Quinta de Schubert, la Primavera de Schumann, la Escocesa de Mendelssohn, la Segunda de Brahms, la Romántica de Bruckner, la Cuarta de Mahler, la Expansiva de Nielsen, la Tercera de Vaughan Williams, la Séptima de Prokofiev…–, pero la Octava de Dvořák refleja no solo este aire de bucólica felicidad, sino el compromiso del autor con la música folklórica checa y eslava.

Basada toda ella en música tradicional bohemia, a esta Octava se le conoce, contradictoriamente, como la Inglesa, debido a que fue publicada en Inglaterra por Novello por una falta de acuerdo en los honorarios con Fritz Simrock, su editor habitual. Pero, pese a este sobrenombre, el propósito del autor de escribir una obra de claro corte nacionalista queda patente desde la elección de la tonalidad, Sol Mayor, más apropiada para la música folklórica que para una sinfonía.

Y si estas son sus contradicciones externas –llamémoslas así–, las contradicciones internas son también numerosas. Considerada una de las más alegres sinfonías de su época, en realidad se caracteriza por sus estados de ánimo variables, alternando imágenes pastoriles con pasajes de intenso dramatismo. Comienza su primer movimiento con un Allegro con brio –que suena en realidad como un andante– y una melodía larga, sombría, conmovedora y melancólica presentada por los cellos que comienza en sol menor –contrariamente a la tonalidad dada de la sinfonía, en modo mayor–. Tras esta solemne introducción –que en realidad es más bien una exposición– se escucha el tema principal en la flauta, una sencilla canción de amor, sobre la que se estructura todo el movimiento, poderoso y brillante.

El segundo movimiento, Adagio, trae consigo un carrusel de estados de ánimo contrastantes que abarcan todo el espectro emocional: alegre, introspectivo, plácido, violento, de enorme sensibilidad y talante sereno, toma el aire de una suerte de música nocturna hasta que se desvanece.

El tercer movimiento, un alegre scherzo, oculta un aire melancólico tras un vals de inequívoco carácter popular checo vivo, bailable y saltarín; un movimiento bellísimo que gira y gira hasta caer en el cuarto y último movimiento, que se presenta con una estruendosa fanfarria de trompetas seguida de una deliciosa melodía lírica, cálida y vibrante, que va encadenando una serie de variaciones hasta un apoteósico final.

Nos gusta pensar que somos personas muy racionales y lógicas, pero en realidad somos seres profundamente emocionales, sensibles y vulnerables ante cualquier estímulo, lo que nos llena de fascinantes contradicciones. Pensar que podemos alejarnos de ellas, pensar que podemos vivir en un mundo ordenado, estable y coherente nos da sensación de seguridad, sin duda, pero no nos estimulará. Las contradicciones son la sal de la vida. Integrar términos opuestos nos invita a vivir de forma coherentemente contradictoria, libres de encorsetamientos y etiquetas, como la música de este concierto. Atrévanse a degustar el sabor de las contradicciones, déjense arrastrar por ellas y abandónense al disfrute… pero no olviden cuidarse.

Nora Franco


Conrado Moya.

Percusión

El solista Conrado Moya es una de las figuras internacionales más representativas en el ámbito de la percusión y especialmente en la marimba. Desarrolla una intensa actividad como solista en las más destacadas salas de concierto de Europa, Asia y América, junto a las principales orquestas, coros y bandas sinfónicas.

Se forma en el conservatorio de Alicante, y concluye sus estudios en la Hochschule für Musik “Hanns Eisler” de Berlín. Para entonces, ya había sido reconocido con galardones como el Primer Premio en el Concurso Internacional de Marimba “ConUCOpercusión”.

Recientes y próximos compromisos incluyen el estreno mundial del Concierto para piano y orquesta de Joaquín Rodrigo, en una versión para marimba transcrita por el propio Conrado Moya y autorizada en exclusiva al artista, junto a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria; el estreno en Europa del réquiem Everlasting Light de Christos Hatzis junto a la Coral de Bilbao, giras por Alemania y España junto a su dúo de marimbas Katarzyna Myćka con las Variaciones Goldberg de J.S. Bach, además de diversos recitales y clases magistrales en Alemania, Suiza, Colombia, Canadá y los Estados Unidos.

Conrado Moya es artista representante de la firma de marimbas estadounidense marimba one®.


Vicente Zaragoza.

Percusión

Nace en Villajoyosa (Alicante), en 1984. Realiza sus estudios en el Conservatorio Profesional de Música “Oscar Esplá” de Alicante, en el Conservatorio Superior de Música del País Vasco (Musikene) y en la Escola Superior de Musica de Catalunya (ESMUC) estudiando con un profesorado de reconocido prestigio nacional e internacional como Manel Ramada, Gustavo Gimeno, Gratiniano Murcia, Lorenzo Ferrándiz, Jan Putjens, Josep Vicent, Juanjo Guillem, Jean Geoffroy, Francisco Díaz, Leigh H. Stevens, Gordon Stout, Emmanuel Sejourné, Phillippe Spieser, entre otros.

En el ámbito orquestal y bandístico ha colaborado con distintas formaciones: Joven Orquesta Nacional de Cataluña (JONC), Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), Banda Municipal de Barcelona, Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), Orquesta de Cadaqués, Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC), Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL), Real Filarmonía de Galicia (RFG), Orquesta de la Comunitat Valenciana (Les Arts). Como mención especial, cabe decir que ha actuado como solista con la Banda Municipal de Música de Bilbao en la temporada 2016-2017.

Desde octubre de 2011 hasta la actualidad es Percusión Solista y Ayuda de Timbal en Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS) donde ademas compagina su trabajo orquestal con el de otros ámbitos musicales: es miembro de Bilbao Sinfonietta; agrupación que desarrolla repertorio de música de cámara, miembro de Aiko Taldea; grupo de música y danza tradicional vasco, y forma parte del duo Perkusbika junto con Elur Arrieta; duo donde se mezcla el arte escénico con el musical.


Unai Urrecho Zubillaga.

Director

Unai Urrecho Zubillaga abarca una activa carrera dirigiendo conciertos sinfónicos y óperas tanto en Asia como en Europa. Actualmente combina esta actividad con la titularidad en la Orquesta Filarmónica de Saigon y Profesor de dirección en la Universidad de Suwon.

Antes de embarcarse en la carrera de director, durante las últimas dos décadas Unai ha desarrollado una extensa carrera como músico de orquesta. En esta etapa ha trabajado con orquestas de gran renombre como Boston Symphony Orchestra, New World Symphony Orchestra, Sao Paulo Symphony Orchestra entre otra muchas donde ha trabajado bajo la batuta de Maestros como Kurt Masur, Seiji Ozawa, James Conlon, Sir Colin Davis, Gilbert Varga, Juanjo Mena y Hans Graff entre otros.

Comienza sus estudios musicales a muy temprana edad en la Academia de su población natal, tocando en la Orquesta Sinfónica Arrasate Musical bajo la dirección del Maestro Juan Arzamendi. Tras finalizar los estudios de grado superior en el Conservatorio Superior de Música de San Sebastián con Sobresaliente y Premio de Honor por unanimidad, continúa su formación académica y profesional en los Estados Unidos becado por la Diputación Foral de Guipúzcoa. En Boston University, fue premiado con la beca estudiantil absoluta, nombrado asistente de profesorado y termina sus estudios ganando la competición de solistas de la Universidad. Ha sido miembro fundador de la Joven Orquesta de Euskal Herria, miembro de la Joven Orquesta de la Unión Europea, Spoleto Music Festival y Tanglewood Music Festival trabajando con grandes Maestros y solistas del panorama internacional.

Finalmente, completa sus estudios de dirección con un postgrado artístico y doctorado en dirección de ópera y orquesta en la prestigiosa Universidad Frédéric Chopin de Varsovia, bajo la tutela del Maestro Sygmon Kawalla.

En su carrera como director de Orquesta, ha dirigido en varias ocasiones a Virtuoso Ensemble, incluyendo una renovada interpretación de la Historia de un Soldado de Igor Stravinsky y en el ámbito de la música contemporánea ha sido director invitado de Sori Contemporary Ensemble, agrupación de mayor trayectoria dentro de la música contemporánea de Corea del Sur. Fue reconocido por la revista Dance and Opera gracias a su trabajo en el famoso festival internacional de Jeju, como The Conductor of the Summer (director del verano).

En su país natal, ha dirigido la Orquesta Sinfónica de Bilbao y la Orquesta Sinfónica de Euskadi obteniendo críticas muy positivas: “La Orquesta Sinfónica de Euskadi en una muy meritoria compenetración con la batuta de Unai Urrecho (ahí está un magnífico director de Orquesta) respondió a todas las tensiones bien sutiles, bien rotundas que concierne la obra. ̈ EMECE – (El DiarioVasco 2016-05- 28).

En su intensa actividad, Unai ha dirigido algunas de las principales orquestas de Corea del Sur, Rumanía y Rusia: Orquesta Sinfónica de la KBS interpretando la Novena Sinfonía de L.v. Beethoven, la orquesta filarmónica de Seongnam interpretando la Quinta Sinfonía de G. Mahler, la Orquesta Filarmónica de Daejeon en Corea, la Orquesta Nacional de la Radio de Rumania con obras de Beethoven y Mozart y la Orquesta Sinfónica de San Petersburgo en Rusia donde estrenó obras vascas y ensalzó las obras de M. Ravel.

En el ámbito operístico ha dirigido:” Madame Butterfly” y “La Boheme” de G. Puccini,” Cosi fan Tutte”,” Las Bodas de Fígaro” y” La Flauta Mágica” de W.A. Mozart, “Rigoletto”, “La Traviatta” y “Aida” de G. Verdi, “Haensel and Gretel” de E. Humperdinck, “Las Aventuras de Hoffman” de J. Offenbach, “Carmen” de G. Bizet, “Faust” de G. Gounod entre otras.

En la temporada 2020-21 dirigirá las óperas Pagliacci y Cavalleria Rusticana, Il Trovatore y Tosca, así como Orquestas Sinfónicas como la KBS Symphony Orchestra, Daejeon Philharmonic Orchestra y Seongnam Philharmonic Orchestra. Con la Orquesta Sinfónica de Euskadi y el grupo Kalakan realizará una grabación de un CD y una gira por el País Vasco, también dirigirá a la Orquesta Sinfónica de Bilbao en su temporada Sinfónica. 

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