Conciertos
BOS 8
Abono de Iniciación
- J.J. Colomer: La devota lasciva, para quinteto de metales y orquesta (25’)
- Rachmaninov: Sinfonía nº 2 en Mi menor, op. 27 (45’)
Spanish Brass
Andrew Gourlay, director
Abono de iniciación
I
JUAN JOSÉ COLOMER
(1966 – )
La devota lasciva, para quinteto de metales y orquesta
I. Deambular
II. Descubrir
III. Destapar
Spanish Brass
II
SERGEI RACHMANINOV
(1873 – 1943)
Sinfonía nº 2 en mi menor Op. 27
I. Largo – Allegro moderato
II. Allegro molto
III. Adagio
IV. Allegro vivace
Primera vez por la BOS
FECHAS
- 02 de febrero de 2017 Palacio Euskalduna 19:30 h. Comprar Entradas
- 03 de febrero de 2017 Palacio Euskalduna 19:30 h. Comprar Entradas
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Música de hoy y de siempre
Casi cien años separan los estrenos de las obras que pondrán la banda sonora a esta tarde de febrero. Un concierto y una sinfonía son los formatos en los que se hace presente la imaginación sonora de Juanjo Colomer, contemporáneo a nosotros y cuyos oídos han contemplado, como los nuestros, los sonidos del siglo XX y de Sergei Rachmaninov, el último gran romántico.
La primera obra encierra una paradoja en su título y se nutre de inspiración extramusical. La segunda es presentada de forma genérica, bajo la denominación “sinfonía” y, aun siendo un ejemplo de música abstracta o absoluta, se alimenta del fecundo torrente del romanticismo ruso. La velada arranca, pues, con un concierto para quinteto de solistas, de sonoridad brillante y potente proyección, que dialogan, se enfrentan o se funden con una orquesta sinfónica. En la segunda parte, un manantial de timbres articula las individualidades instrumentales en un hermosísimo conjunto de sonidos o syn-phonos.
La Devota Lasciva de Juanjo Colomer (Alcira, 1966) fue un encargo del quinteto de metales Spanish Brass, a quien hoy tenemos el gusto de escuchar junto con la BOS. Fue estrenada el 4 de noviembre de 2004 en el Auditorio del Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, por quienes hicieron el encargo y la Orquesta de Castilla y León, dirigidos todos por Alejandro Posadas.
Compositor habitual de música para acompañar imágenes publicitarias, cortos y largometrajes, ballets asociados a la pintura, performances… Colomer crea también en esta partitura –aun siendo música puramente instrumental-, un universo de representaciones con un lenguaje sonoro alejado de las estéticas más radicales, ya que el autor no busca tanto la experimentación, como el estímulo, la sugerencia expresiva… En palabras del propio Colomer, la obra es “confusamente tonal”, es decir, en un aparente contexto tonal, el compositor juega con el concepto de consonancia y disonancia, intentando “tirar y aflojar, para que el oyente no se salga de la obra”. Pese a la concreción de su título, la música “no está inspirada en nadie en particular, sino que pretende recoger rasgos de muchas personas y, principalmente, la dualidad y las contradicciones existentes en cada uno de nosotros”. Sin embargo, a pesar de no ser el retrato de nadie concreto, “nace como un intento por explorar y narrar las tribulaciones de una protagonista ficticia en su proceso de descubrimiento interior a través de un comportamiento disoluto. Este, paradójicamente, parece ser el catalizador principal que hace posible su redención”. Esta travesía vital se narra en tres movimientos, cuyos títulos se asemejan a un juego de palabras: Deambular, que lleva como indicación de tempo Andante y que oscila entre la frescura y la acidez; Descubrir, un Lento procesional y profundo y Destapar, un minueto Presto y juguetón.
Juanjo Colomer está muy familiarizado con los instrumentos de viento metal para los que escribe con especial cuidado y afecto. Como trompetista fue solista y fundador de la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), creada en 1983 con el propósito de contribuir a la formación de jóvenes intérpretes de entre 18 y 23 años en la etapa previa al ejercicio de su profesión y como puente para facilitar su acceso a las orquestas profesionales. El conocer de primera mano el especial mundo de los metales, sus colores tímbricos y sus cualidades técnicas y expresivas y el haber crecido escuchando su sonoridad vigorosa y llena de luz, estableció unos vínculos afectivos con este universo sonoro que alimenta su afinidad hacia él y enriquece la composición.
A Sergei Rachmaninov (Semyonovo, 1873- Beverly Hills, 1943) la música le llegó como un regalo de nacimiento. Sin embargo, él llegó al mundo profesional de la música de una forma algo tortuosa pero, al fin, afortunada. A pesar de su talento innato, el hecho de formar parte de una acaudalada familia de origen aristocrático y la pertenencia de su progenitor a un distinguido regimiento de la Guardia Imperial, destinaba a los hermanos Rachmaninov a ingresar en la Escuela Militar Imperial. Pero el padre dilapidó la fortuna de todos y abandonó a la familia, por lo que el jovencísimo Sergei pudo dedicarse a su verdadera vocación y los antiguos planes familiares se evaporaron como un mal sueño.
Este fantástico -pero real- relato, fue el punto de partida de la carrera de uno de los compositores que mejor y más prolongó el lenguaje romántico. “No puedo desprenderme de repente de mis dioses musicales” decía cuando le acusaban de utilizar unos patrones de escritura anticuados e hipersensibles, en un contexto que, en muchos casos, perseguía ya la concisión sonora. Y, sin duda, la elocuencia emotiva presente en la mayoría de sus partituras, se pone también de manifiesto en su Sinfonía nº 2 en mi menor, Op. 27. Su planteamiento melódico de amplio vuelo, el tratamiento de la sonoridad orquestal –milagro de equilibrio entre el control del material y la catarsis expresiva-, el despliegue de ideas, ritmos, efectos y evocaciones, la brillantez en la escritura y la capacidad de comunicación con quien escucha, hacen que esta sinfonía siga suscitando interés y conmoviendo al público.
Escrita entre 1906 y 1907, fue estrenada el 8 de febrero de 1908 en San Petersburgo, por la Orquesta de la Sociedad Musical Rusa, con Rachmaninov a la batuta. La obra demostró a los círculos musicales y al propio compositor que el talento que emanaba de su Segundo concierto para piano, tras la superación de un estado de depresión profunda, no era algo pasajero. La inspiración y el buen hacer habían vuelto a su pluma para quedarse.
Dos características propias de la tradición musical rusa se aprecian en su hechura. Por un lado, el desenvolvimiento lento y duradero de una melodía de profunda carga lírica, crea en el oyente la sensación de devenir perpetuo, en un sueño de prolongación eterna de la belleza y el sentimiento. En segundo lugar, la dramaturgia en el tratamiento de las ideas musicales, como si estas fueran personajes de una trama teatral, provoca sucesivas apariciones del material temático que ya se esboza en el Allegro inicial y que va floreciendo hasta llegar a la recapitulación al final de la sinfonía.
La obra está organizada en cuatro movimientos, el primero de los cuales es prologado por una sombría introducción, Largo, que cede su puesto, en el Allegro moderato, a un ambiente poético muy propio de un romanticismo ampliamente sentido y expresado. Pero este lirismo se enriquece aún más, gracias a una paleta de colores que va desde el brillo de un ambiente mundano y refinado a la evocación, cálida y honda, del alma rusa. Todas estas ideas tienen un apasionado desarrollo que conduce la música a una coda imaginativa y vigorosa.
Según suele ser habitual en las sinfonías rusas, el scherzo ocupa el segundo movimiento. Señalado aquí como Allegro molto, es una página brillante y rotunda, en la que el fuego del primer tema cede su fiereza ante la ternura de una segunda idea, de pasión apenas contenida. La alternancia de ambas, en un juego continuo de persecuciones y cesiones se enriquece aún con un tercer motivo que es presentado en el corazón del movimiento, como una suerte de imitación obsesiva que desemboca, casi estallando, en el tema primero. La furia se desvanece cuando los metales entonan un himno de carácter litúrgico, que conduce al reposo.
El Adagio siguiente nos trae una de esas melodías memorables, que sugiere el movimiento perpetuo, la expansión inexorable de una fuerza lírica muy pronunciada, que se va ensanchando más y más, hasta alcanzar un clímax romántico, poderoso y embriagador (en 1975, esta melodía fue pionera en el fenómeno crossover y cruzó la frontera de la música clásica para transformarse en la canción Never gonna fall in love again, creada por Eric Carmen y cantada después por otros como John Travolta o Miguel Bosé).
Un Allegro Vivace resume con aire festivo algunas de las ideas planteadas a lo largo de la sinfonía, cerrando con rotundidad una composición originalmente planteada y notablemente resuelta.
Disfruten de una tarde brillante de música. De hoy y de siempre.
Mercedes Albaina
Spanish Brass es uno de los quintetos de metal más dinámicos y consolidados del panorama musical español. Ha participado en los festivales más importantes del mundo, ha tocado en la gala de los premios Príncipe de Asturias (1995) y ha grabado la música de la obra La Fundación de Buero Vallejo y la banda sonora de la película Descongélate, de Félix Sabroso. Ha publicado veinte trabajos discográficos, entre los que se incluyen un DVD-CD y un doble CD recopilatorio, que muestran sus múltiples facetas. Organiza cada año tres festivales de viento-metal: Spanish Brass Alzira-SBALZ (www.sbalz.com), Brassurround (www.brassurround.com) y Brass&Wines (www.brassandwines.com). El grupo está patrocinado por Buffet Group y toca con trompetas B&S, trompa Hans Hoyer, trombón Courtois y tuba Melton. Además, recibe apoyo la Generalitat Valenciana y del Ministerio de Cultura-INAEM.
Componentes
Carlos Benetó Grau, trompeta
Juanjo Serna Salvador, trompeta
Manuel Pérez Ortega, trompa
Inda Bonet Manrique, trombón
Sergio Finca Quirós, tuba
ANDREW GOURLAY – Director
Nacido en Jamaica y de ascendencia rusa, Andrew Gourlay creció en Bahamas, Filipinas, Japón e Inglaterra. Trombonista y pianista de formación, recibió una beca de posgrado para estudiar dirección en el Royal College of Music en Londres, donde preparó sinfonías para Haitink y Norrington.
En enero de 2016, Gourlay ha tomado posesión de su cargo como director titular de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, de la que era principal director invitado en la temporada 2014-2015. En 2010, obtuvo el Primer Premio del Concurso Internacional de Cadaqués y fue nombrado director asistente de Sir Mark Elder en la Hallé y director musical de la Joven Orquesta Hallé. Sustituyó dos veces a Sir Colin Davis en el Barbican y trabajó como cover de directores como Gergiev y Masur.
Recientes y futuros compromisos incluyen dirigir orquestas como la Philharmonia, la BBC, RLPO, Hallé, CBSO, Ópera North, RTÉ, Melbourne, Philharmonia de Auckland, Róterdam, Real Filarmónica de Flandes, Stavanger, Nacional de Bordeaux Aquitania, Sinfónica de Oporto Casa da Música, orquestas españolas, la London Sinfonietta en los Proms de la BBC y la Sinfónica de San Diego
Sus proyectos operísticos han incluido el estreno de Quartett, de Luca Francesoni, en la Royal Opera House. Ha dirigido Rusalka y La tragedia de Carmen con la English Touring Opera y Las bodas de Fígaro en la Escuela Internacional de Ópera B. Britten. Ha trabajado como director asistente en el Festival de Ópera de Glyndebourne. Recientemente ha dirigido The Ice Break de Tippett, en una nueva producción de Graham Vick para la Ópera de Birmingham, con la Orquesta Sinfónica Ciudad de Birmingham.
Comenzamos nuestro octavo programa de la temporada 2016-2017, con la interpretación por primera vez en nuestra historia de La devota lasciva de Juan J. Colomer. Esta obra para quinteto de metales y orquesta fue compuesta en el año 2004 y estrenada por Spanish Brass, quienes nos acompañarán en este programa, en noviembre de ese mismo año con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León bajo la dirección de Alejandro Posadas. Emplearemos para su interpretación la edición publicada por Editions BIM. (http://www.editions-bim.com).
En la segunda parte podremos escuchar la Sinfonía nº 2 en mi menor Op. 27 de Sergei Rachmaninov. Estrenada bajo la dirección del propio compositor el 26 de enero de 1908 con la Orquesta del Teatro Mariinsky en San Petersburgo, tuvimos que esperar hasta el 22 de noviembre de 1974 para escucharla por primera vez en nuestra temporada bajo la dirección de Pedro Pirfano en el Teatro Buenos Aires. Desde entonces la hemos escuchado en otras 7 ocasiones bajo la dirección de Maestros como Enrique García Asensio, Theo Alcántara y Jerzy Semkow, siendo la última los días 20 y 21 de enero de 2011 bajo la dirección de Jin-Hyun Baek en el Palacio Euskalduna. Emplearemos para su interpretación la edición publicada por Boosey & Hawkes (https://www.boosey.com).
A continuación les recomendamos una serie de grabaciones comerciales de las obras de nuestro programa. Todas ellas pueden escucharse a través de Spotify siguiendo los enlaces señalados:
J.J. Colomer: La Devota lasciva
Spanish Brass – José Luis Estellés – Orquesta Ciudad de Granada
Release date: 01/12/2014
Label: Verso
S.Rachmaninov: Sinfonía nº 2 en mi menor Op. 27
Leonard Slatkin – Detroit Symphony Orchestra
Release date: 26/01/2010
Label: Naxos
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Néstor Sutil, flautín
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Bomsori, violín
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