Conciertos

Los Planetas y la Sinfonía de la Tierra


Palacio Euskalduna.   19:30 h.

Nacho de Paz, director.
San Juan Bautista Abesbatza, (Basilio Astulez, director).


I

GYORGY LIGETI (1923 – 2006)

Lontano*

JAKE RUNESTAD (1986)

Earth symphony**

Evolution – Ambition – Destruction – Lament – Recovery

San Juan Bautista Abesbatza (Basilio Astulez, director).

II

GUSTAV HOLST (1874 – 1934)

Los Planetas Op. 32

I. Marte, el portador de la guerra
II. Venus, la portadora de la paz
III. Mercurio, el mensajero alado
IV. Júpiter, portador de la alegría
V. Saturno, el portador de la vejez
VI. Urano, el mago
VII. Neptuno, el místico

San Juan Bautista Abesbatza (Basilio Astulez, director)

*Primera vez por la BOS

**Estreno en Europa

FECHAS

Venta de abonos, a partír del 24 de junio.
Venta de entradas, a partir del 16 de septiembre.

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La música de las esferas

Pitágoras -y después otros muchos pensadores- afirmaba que los cuerpos celestes, en su incesante movimiento, producen sonidos armoniosos. Algo que para el filósofo y matemático significaba que su naturaleza era perfecta, porque la ‘música de las esferas’, aun siendo inaudible para el ser humano, estaría organizada en base a proporciones matemáticas. Esta idea de perfección, a medio camino entre lo científico y lo fantástico, ha servido de inspiración en la composición musical y el concierto de esta tarde nos brinda tres ejemplos que pretenden que el patio de butacas se convierta en un receptáculo de sonoridades evocadoras de la armonía del cosmos.

“No me gustan los gurús”, decía el compositor húngaro György Ligeti (Târnăveni, 1923 – Viena, 2006) y, de hecho, consiguió ser uno de los compositores más imaginativos y originales de su generación, evitando las facciones enfrentadas de los poderosos lobbies musicales (que los hay). Tal vez en esta declaración de intenciones se resumía su penoso padecimiento de los totalitarismos que sufrieron él y su familia judía en una Europa desquiciada. Con un talento singular, Ligeti introdujo su fascinación por el ilusionismo sonoro y por el trampantojo en sus partituras, basculando entre la seriedad y la parodia, entre la tradición y la modernidad: “Mis composiciones escapan con mucho a toda categorización: no son ni de vanguardia ni tradicionales, ni tonales ni atonales. Y ciertamente tampoco posmodernas, pues la teatralización irónica del pasado me resulta del todo ajena”.

De lo que sí hizo gala en su música es de la prodigiosa capacidad para estimular la fantasía del oyente. Algo que enseguida descubrió el gran cineasta y declarado melómano Stanley Kubrick (también con raíces húngaras y judías), que incorporó la música de Ligeti a películas como “2001, una odisea del espacio”, “El resplandor” o “Eyes Wide Shut”. Sin duda esta fue una eficacísima manera de hacer llegar la música del compositor al gran público.

Lontano, fue un encargo de la orquesta Südwestrundfunk de Baden Baden y estrenada en 1967. Su discurso se fundamenta en la textura, un parámetro sonoro basado en la manera que tienen de interrelacionarse las fuentes del sonido que son emitidas al mismo tiempo. En este caso los instrumentos de una orquesta bien nutrida. El diseño está basado en una estructura de sentido lineal, donde el material sonoro se va presentando al oyente como en un extenso canon, es decir, la música va discurriendo a partir de pequeños motivos que son replicados en las distintas secciones orquestales, desplegando una especie de neblina sonora, seductora y misteriosa, de sugerente fluctuación tímbrica, que va creciendo y es percibida por el oyente como una envolvente sideral en la que distintas capas se despliegan a partir de un punto primigenio. Una nota que ejerce, en cierta manera, de centro de gravedad.

Y por ello, Ligeti pretende vincular en Lontano la dimensión vertical (armónica) y la horizontal (polifónica) de la música y así nos dice que: «La ‘cristalización armónica’ en el ámbito de la sonoridad conduce a un proceso de pensamiento interválico-armónico que, por lo tanto, es radicalmente diferente de la armonía tradicional y también de la atonal. […] Técnicamente hablando, esto se consigue con la ayuda de métodos polifónicos”.

Escuchamos hoy Lontano en una sala de conciertos, pero también la hemos escuchado (oído, al menos) si hemos visto “El resplandor” de Stanley Kubrick o «Shutter Island» de Martin Scorsese.

Y si Lontano nos sumerge de lleno en la sensación de distancia, la Sinfonía de la Tierra de Jake Runestad (Illinois, 1986) nos mantiene en nuestro planeta, mostrándonos su gran potencial, sus poderosos recursos (agotables) y su irreemplazable valor para toda criatura viviente. La composición responde a un encargo de la agrupación coral e instrumental True Concord (que toma su nombre de un texto de Shakespeare), de Arizona. Para ofrecer una obra de envergadura, Runestad pensó que debía haber un texto poderoso que vertebrase la partitura y que, a su vez, diese testimonio de la situación actual de nuestro planeta, de los daños a los que es sometido por una sociedad que, paradójicamente, ha de vivir en ella y debe mantener la responsabilidad de dejar un entorno amable y seguro a su descendencia. Para la concepción del libreto, el compositor contó con la colaboración de Todd Boss, poeta y artista multifacético y uno de sus principales y más asiduos colaboradores.

Ambos acordaron que en la obra debían aparecer las consecuencias de los continuos cambios a los está sometido nuestro planeta: incendios, inundaciones,huracanes, sequías, tsunamis, extinciones y enfermedades que afectan a la vida de todos los habitantes de la Tierra que, según los autores, “está cambiando, debido al impacto del comportamiento humano, y la forma en que respondamos a estos cambios determinará la supervivencia de nuestra especie.”

Runestead nos indica el proceso de creación que ambos siguieron: “decidimos que dar voz a la Madre Tierra sería un enfoque poderoso para esta pieza. Todd creó un monólogo en cinco partes de una madre que cuenta la historia de sus hijos: cómo la admiraron, cómo la dañaron y, finalmente, cómo se recuperó.”

Los títulos de las cinco secciones o movimientos de la sinfonía van dirigiendo nuestra escucha por este fresco sinfónico-coral de trazado vigoroso y objetivo concienciador: En «Evolución» todo da comienzo y por ello aparecen ya abocetados los temas principales que se irán desarrollando en el resto de movimientos. Se establecen aquí también los dos planos temáticos principales: la Tierra y la Humanidad, que son coloreados con dos tonalidades distintas. Le sigue “Ambición”, un retrato dramático de la caída en desgracia de la Humanidad, representada por la involución que refleja la utilización de varias melodías antiguas, incluyendo una de las más antiguas composiciones de nuestro patrimonio histórico: el “Epitafio de Seikilos”. La tercera sección pretende describir las catástrofes ecológicas que sentimos cada vez con mayor frecuencia. Aquí la música se vuelve furiosa y los sonidos violentos evocan la «Destrucción» que da título al movimiento. A continuación viene el “Lamento” por lo sucedido, que se muestra e irreparable. Ahora Runestead evoca uno de los más famosos lamentos de la literatura musical: el de Dido en la ópera de Henry Purcell. La sinfonía finaliza con una deseada «Recuperación», en la que no faltan referencias a nuestra propia responsabilidad y también a la redención, porque según se canta: “Llegará un día como el primer día, tan celestial, tan claro.”

Y de la Tierra, nos trasladamos al resto del Sistema Solar con Gustav Holst (Cheltenham, 1874-Londres, 1934) como guía.

Holst fue uno de los compositores ingleses más destacados del periodo anterior a la Primera Guerra Mundial y sus fuentes de inspiración tempranas fueron durante un tiempo el folklore inglés y el lenguaje wagneriano. Pero su interés posterior por la literatura y el pensamiento hindúes y, sobre todo, sus estudios de astrología crearon en él un poso que cristalizó en una dimensión más exótica en sus piezas posteriores y que tuvo como colofón, internacionalmente reconocido, una composición de clara intencionalidad cósmica. Los planetas fue estrenada por la Orquesta Sinfónica de Londres en 1918 y se trata de una gigantesca –que no “desorbitada”- suite concebida para lucimiento orquestal, en todas y cada una de las caracterizaciones de sus siete movimientos, cada uno de los cuales pretende mostrarnos las características astrológicas de cada uno de los planetas a los que se nombra en la partitura.

No cabe duda de que la astrología había atrapado el interés del compositor. Al principio de forma banal -como un pasatiempo entre amigos-, hasta que decidió estudiarla con el fin de rastrear la posible influencia de los astros en la psique humana: “La grandeza del universo revelada por la ciencia no puede ser fácilmente captada por la inteligencia humana, pero la música de Los planetas capacita a la mente para adquirir alguna comprensión de la vastedad del espacio, allí donde el entendimiento racional no alcanza”, afirmaba Holst.

Por ello, en este sensacional y brillante abanico de vestiduras orquestales de trascendencia cósmica, la instrumentación es suntuosa, enigmática, vigorosa o delicada, alegre o sombría. Todo depende del retrato planetario que quiera colorear, pero siempre resulta imaginativa y seductora.

“Marte” mueve el espacio sonoro a lomos de una figura rítmica que, implacable y obsesiva, arrasa con sus oleadas belicosas en las voces de los metales. “Venus” habla a nuestros oídos con un fraseo de contornos nítidos, tornasolando entre el color sereno de las maderas y la calidez amable de las cuerdas y provocando en nuestro espíritu un brote de placidez. “Mercurio” revolotea ligero sobre una orquestación que elimina los instrumentos de mayor peso, aportando transparencia y agilidad hasta el estallido del bullicioso “Júpiter”, concebido por Holst como “una de esas personas de permanente buen humor, gordas y joviales, que disfrutan de la vida” y con quien la orquesta brinca ágil o canta un hermoso y noble coral, de tintes casi épicos. La sombra de la senectud llega con “Saturno” y el ambiente fluctúa entre lo melancólico y lo dramático, antes de desembocar en un ambiente sonoro esperanzador e inspirado, que nos recuerda el valor de una vejez bien entendida. “Urano” alterna el vigor desbordado -apenas contenido por el potente motivo-conjuro de cuatro notas que lo vertebra- con un desenfado contagioso. Y “Neptuno” cierra la serie con un estatismo impreciso, pero calculado, que pretende revelar la idea del infinito donde, junto a sus compañeros del sistema solar, flota ingrávido, hasta que dejamos de oírlo…

Los planetas proporcionaron a Holst gran fama internacional, pero él lamentaba que estos elementos cósmicos hubieran eclipsado el resto de su producción. Murió al tiempo que nacía el cine sonoro, sin poder siquiera sospechar lo mucho que iban a deberle un buen puñado de bandas sonoras, impregnadas de su influjo planetario.

La hipótesis pitagórica de la música cósmica, fuente de inspiración no agotada, sirve para estimular la imaginación de compositores que pretenden perfilar con sonidos un universo que solo podemos intuir y también de oyentes que contemplamos con oídos atentos la vastedad del espacio sideral y sonoro. Disfruten la bendita grandeza de la música.

Mercedes Albaina


San Juan Bautista Abesbatza

El coro San Juan Bautista de Leioa fue fundado en 1968 por José Ignacio Sarria. En estos más de 50 años de brillante trayectoria SJB ha ofrecido un gran número de conciertos en España y Europa y colaborado con importantes orquestas y directores, llegando a ser una referencia en el panorama coral nacional. Posee varias grabaciones discográficas e importantes premios nacionales e internacionales logrados en su última etapa ya bajo la dirección de Basilio Astúlez.

En 2008 SJB se renueva en su totalidad pasando a integrarse en el Conservatorio Municipal de Leioa. En la actualidad lo forman 40 jóvenes cantantes formados en el coro infantil Leioa Kantika Korala. Ya en esta nueva etapa ha ofrecido numerosos conciertos en el País Vasco y resto del estado y recibido importantes galardones en todos los certámenes corales nacionales.

Recientemente ha colaborado también con diferentes entidades y orquestas como la Orquesta Barroca de Sevilla en el montaje de L´Orfeo de Cl. Monteverdi para el teatro Arriaga, Conductus Ensemble para la interpretación de Membra Jesu Nostri de D. Buxtehude, BOS (Bilbao Orkestra Sinfonikoa) para la inauguración de su 100 aniversario con la interpretación de Eusko Irudiak de J. Guridi o Musikene Big Band para la interpretación y grabación en cd del Sacred Concert de Duke Ellington dentro de los actos de celebración del 20. Aniversario de Musikene. El coro mantiene también un activo compromiso con el encargo y estreno de nuevo repertorio de autores vascos (Jon Sáenz, Josu Elberdin, Eva Ugalde, Xabier Sarasola…) y ha sido también colaborador en la celebración del 50. Aniversario de Musikaste, la semana dedicada a la música vasca.

SJB es en la actualidad un grupo activo y dinámico en el que se cristalizan las inquietudes e ilusiones de un rico colectivo de jóvenes cantantes con amplia experiencia e interés por formarse y evolucionar y profundizar en la música coral.


Nacho de Paz

Director

El director Nacho de Paz es particularmente reconocido por su especialización en la música de los siglos XX y XXI. Su trabajo en el repertorio experimental y multimedia de nueva creación es de referencia en España. Formado en la escuela rusa, es titulado superior en Piano y en Composición. Ha sido galardonado con los Premios Internacionales de Composición Joan Guinjoan (2002), Luigi Russolo (2003) y SGAE de electroacústica (2004). Se especializó en dirección de orquesta con Arturo Tamayo y Pierre Boulez. Becado por el Gobierno Alemán y elegido director musical por el Ensemble Modern, realizó un Máster en Música Contemporánea en la Universidad de Frankfurt. Debido a la pandemia de la covid19 retomó su actividad como compositor en 2020 y ha sido galardonado en 2021 con el Premio de Composición SGAE-Cullerarts.

Ha dirigido la mayor parte de las orquestas españolas y de las agrupaciones internacionales especializadas en repertorio actual (Klangforum Wien, PHACE, Ensemble Intercontemporain, Ensemble Recherche, Ensemble Modern, Ensemble MusikFabrik, Vertixe Sonora, Neue Vocalsolisten Stuttgart, Synergy Vocals, Accentus…). Colabora con ARTE tv Cine-Concert, 2eleven music-film y Europäische FilmPhilharmonie en la grabación e interpretación de partituras compuestas para cine mudo del siglo XX. Ha dirigido más de 400 estrenos mundiales así como las primeras interpretaciones en España de obras emblemáticas como “Prometeo” de Luigi Nono y “Gruppen” de Karlheinz Stockhausen. Ha grabado para televisiones como ZDF, ARTE, HR, ORF-1 y TVE y ha publicado 15 CDs y DVDs.

Solicitado frecuentemente por los compositores de nuestro tiempo, ha colaborado con autores como Anahita Abbasi, Hans Abrahamsen, María de Alvear, Franck Bedrossian, Sergio Blardony, Pierre Boulez, Sylvano Bussotti, Alberto, Carretero, Agustí Charles, Luis Codera Puzo, Luis de Pablo, José Luis de Delás, Aurèlio Edler-Copes, Gabriel Erkoreka, Juanjo Eslava, David Fennessy, Brian Ferneyhough, Andreas Eduardo Frank, Stefano Gervasoni, Heiner Goebbels, Zuriñe F. Gerenabarrena, Hugo Gómez Chao, Joan Guinjoan, Cristóbal Halffter, Elisabeth Harnik, Klaus Huber, Ramon Humet, Clara Iannotta, Víctor Ibarra, Felix Ibarrondo, Alexander Kaiser, Alexandra Karastoyanova-Hermentin, Ramon Lazkano, Magnus Lindberg, José Manuel López-López, Maria Eugenia Luc, Joan Magrané, Philippe Manoury, Tomás Marco, Yan Maresz, Sarah Nemtsov, Olga Neuwirth, Vassos Nicolaou, Fabián Panisello, Hilda Paredes, Alberto Posadas, Alexander Radvilovich, José M. Sánchez-Verdú, Philippe Schoeller, Wolfram Schurig, Zesses Seglias, Donghoon Shin, Johannes Maria Staud, Januibe Tejera, Joseba Torre, Jesús Torres, Lorenzo Troiani, Mikel Urquiza, Isabel Urrutia y Eneko Vadillo, entre otros, incluyendo a las generaciones más jóvenes.

Actualmente es director invitado habitual de PHACE en Viena. Recientes y próximos compromisos incluyen colaboraciones con el Teatro Real, Wiener Konzerthaus, ARTE tv, Orquesta y Coro Nacionales de España, Orquesta Sinfónica de Bilbao, Ensemble Intercontemporain, Ensemble PHACE, Ensemble Recherche, United Berlin, Vertixe Sonora, Aspekte Festival Salzburg, Elbphilharmonie Hamburg, Kampnagel Hamburg, Barbican Centre London, Resis Festival, Philharmonie Luxembourg, Berliner Festspiele, Wien Modern, Alte Oper Frankfurt, Konzerthaus Berlin, Oper Graz, Teatro de la Maestranza y la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya.


Textos Cantados

Jake Runestad: Earth Symphony

Libretto: Todd Boss

Traducción a castellano de Ricardo Garcia Gaborit

I. Evolución

Forever alone –
four billion years of empty
space and dormant stone.

Solo para siempre –
cuatro mil millones de años
de espacio vacío y piedra dormida.

Then you were born:

Humankind!
and soon upon your face
there dawned a trace of mind!

Entonces naciste:

¡La Humanidad!
¡y pronto, sobre tu rostro,
apareció un atisbo de conciencia!

You scorned the odds
to be reborn as gods of reason,
authors of wonder,
inventors of alchemy,
chemistry, astronomy.
You alone unwound
the helix of my chi.
You mirrored me to me.

Desafiaste las probabilidades
para renacer como dioses de la razón,
autores del asombro,
inventores de la alquimia,
la química, la astronomía.
Sólo tú desenmarañaste
la hélice de mi Chi.
Me reflejaste ante mí.

Mirabilia!

Mirabilia!

You were my light.

Fuisteis mi luz.

Never shall I dare to dream
another dream so bright.

Nunca me atreveré a soñar
otro sueño tan brillante.

II. Ambición

And how are you fallen so soon?

¿Y cómo has caído tan pronto?

Do you remember Icarus,
whose father gave him
wings of wax and feathers
for a toy?

¿Recuerdas a Ícaro,
cuyo padre le dio
alas de cera y plumas
para usarlas como juguete?

There he is – in memory’s eye –
canary of a boy!

Ahí está él – una imagen en mi memoria –
¡Niño canario!

[Icarus:] O, joy – so much
at hand! – to soar
the strand, over sea
and shore! Whee! – to taste
ambition pure!
Two wingbeats more,
and I can see the patterns
on the ocean floor.

[Ícaro:] ¡Oh, alegría!
¡Un mundo al alcance de la mano! – Volar
sobre la playa, sobre el mar
y la orilla. ¡Qué felicidad! – probar
la ambición pura.
Dos aleteos más
y podré ver los patrones
en el fondo del océano.

O, me!
I’m free as albatross! Stronger
than ever with a father so
clever with beeswax and
feather! I flap them together
and higher and higher I rise! –

¡Mírenme!
¡Soy libre como el albatros! ¡Más fuerte
que nunca, con un padre
así de hábil con la cera de abejas y las,
pluma! Las agito y
¡me elevo cada vez más alto! –

I am a dream!
I’ll touch the moon!

¡Soy un sueño!
¡Tocaré la luna!

How small she is – the blue
– green planet far below…
I belong to her no longer.
Who am I, without her?
The sun.
The sun grows.
The sun grows ever hotter…

Qué pequeño es – la canica azul
y verde allá abajo…
Ya no le pertenezco.
¿Quién soy yo sin ella?
El sol.
El sol crece.
El sol cada vez calienta más…

[Earth:] Yes I remember Icarus,
who flew too near the sun.
Waxen wings undone,
he tumbled, thrashing, and
came crashing
into the sea!

[Tierra:] Sí, recuerdo a Ícaro,
que voló demasiado cerca del sol.
Con sus alas derretidas y deshechas
¡cayó, se retorció, y
se estrelló
en el mar!

So fell humanity.
So fell I.

Así cayó la humanidad.
Así caí yo.

III. Destrucción

Timore atmosphaera!
You make your mother torturer!
Twist me against my nature,
waste me to tinder,
roast me under the
torches of the sun
till I’m undone.

¡Timore atmosphaera!
¡Haces de tu madre un suplicio!
Me retuerces contra mi naturaleza,
Me destazas y me haces trizas,
Me quemas bajo las
antorchas del sol
hasta que no queda nada de mí.

You dam my
waters,
bleach
my corals, flood me,
strangle me,
slaughter each other,
set me
on fire!
I am rage! I am war!
Where are your gods now?

Estancas mis
aguas,
destiñes
mis corales, me inundas,
me estrangulas,
masacras a los tuyos,
¡me calcinas!
¡Yo soy ira! ¡Yo soy guerra!
¿Dónde quedaron tus dioses?

Mirabilia!

Mirabilia!

What have you done,
over-blessed one?

Briefest of species,
what have you done?

¿Qué has hecho, tú,
a quien todas las bendiciones fueron dadas?

La más breve de las especies,
¿quéhas hecho?

IV. Lamento

Sleep now, my children, now your days are done.
Nevermore shall you adore the setting of the sun.

Duerman ya, hijos míos, sus días han terminado.
Nunca más adorarán la puesta del sol.

Sleep now, forever, lofted in time.

No seraphim to rouse thee, no carillons to chime.

Duerman ya, para siempre, flotando en el tiempo.

No hay serafines que los despierten ni carillones que repiquen.

Mirabilia!

Mirabilia!

Never shall I dare to dream a dream so bright.

Nunca me atreveré a soñar un sueño tan brillante.

Sleep now, my children, my wonder, my light.
Never shall I dare to dream another dream so bright.

Duerman ya, hijos míos, maravilla mía, luz mía.
Nunca me atreveré a soñar otro sueño tan brillante.

Mirabilia!

Mirabilia!

Never shall I dare to dream a dream so bright.

Nunca me atreveré a soñar un sueño tan brillante.

Sleep now, my children, though the cradle fall.
You rest among the yesterdays, the softest place of all.

Duerman ya, hijos míos, aunque se caiga la cuna.
Descansen entre los ayeres, el lugar más suave de todos.

Mirabilia!

Mirabilia!

V. Recuperación

Alone forever, the mirror
dims.
Empty
space.
Dormant
stone.

Sola para siempre, el espejo
se oscurece.
Espacio
vacío.
Piedra
dormida.

No. I shall not go alone.
Ivy shall recover every avenue,
seaweed swallow every drain,
and forestry sow a sorcery
over every human stain.

No. No iré solo.
La hiedra recuperará todas las avenidas,
las algas se tragarán cada desagüe
y el bosque sembrará su magia
sobre cada mancha humana.

None shall weep,
and none shall witness,
while my wordless work is done.

Nadie llorará
y nadie será testigo,
mientras mi mudo trabajo sucede.

Slowly,
in the shell of a factory,
a gray whale, circling aimlessly,
writes a disappearing history
in the shadows of the deep,

Despacio,
entre las ruinas de una fábrica,
una ballena gris, dando vueltas sin rumbo,
escribe una historia fugaz
en las sombras de las profundidades,

and none shall weep.

y nadie llorará.

There shall come a day
like the first day,
so heavenly,
so clear.

Llegará un día
como aquel primero,
tan celestial,
tan claro.

Mirabilia!

Mirabilia!

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