Conciertos

TEMPORADA BOS 17


Palacio Euskalduna.   20:00 h.

H. Berlioz: La damnation de Faust

Elisabeth Janson, mezzosoprano (Margarita)
Michael Schade, tenor (Fausto)
Jean Luc Chaignaud, barítono (Mefistófeles)
José Manuel Díaz, barítono (Brander)
Sociedad Coral de Bilbao (dir. Julio Gergely)
Coro de niños de la SCB (dir. J.L. Ormazabal)
Günter Neuhold, director

FECHAS

  • 02 de junio de 2011       Palacio Euskalduna      20:00 h.
  • 03 de junio de 2011       Palacio Euskalduna      20:00 h.

Venta de abonos, a partír del 24 de junio.
Venta de entradas, a partir del 16 de septiembre.

Conoce aquí todas las ventajas de ser abonado de la BOS

DESCENSO AL PANDEMONIUM

Fausto fue para Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) la obra de toda una vida: empezó a trabajar en la primera parte hacia 1786 y no terminó la segunda hasta 1831. Pasaron muchas cosas durante esos cuarenta y cinco años en el mundo de la literatura alemana y también en el de la música, con el que el dramaturgo alemán siempre mantuvo una peculiar relación. Sus autores más admirados (Carl Friedrich Zelter, Philipp Christoph Kayser, Johann Friedrich Reichardt) están hoy día prácticamente en el olvido, y su interés por otros contemporáneos como Beethoven, Weber o Schubert fue mucho menor. Sí tuvo algunos encuentros con el joven  Mendelssohn en Weimar en los últimos años de su vida. Sea como fuere, lo cierto es que la influencia de su literatura se dejó sentir con mucha fuerza en la música de las nuevas generaciones de compositores, y en ese sentido, más allá incluso de Las penas del joven Werther, Ifigenia en Táuride y de multitud de poemas, Fausto es su obra más importante, inspirando de una u otra forma la creación de sinfonías (Liszt), óperas (el Faust de Charles Gounod y, más tarde, el Mefistofele de Arrigo Boito), cantatas (Mendelssohn), oberturas de concierto (Wagner) y un sinfín de canciones.

El primer contacto de Hector Berlioz con la obra goethiana tuvo lugar en una fecha relativamente temprana, 1828. Tenía veinticuatro años. Se trataba naturalmente de la primera parte, desde el prólogo en el cielo, los intentos de suicidio del viejo Fausto y su pacto con Mefistófeles hasta la condena y posterior muerte de Margarita. La traducción era de Gérard de Nerval. Según escribiría en sus memorias, la obra le sedujo tanto que no podía dejar de leerla a todas horas; tal fue así que enseguida compuso la música para ocho partes de la obra para voz y acompañamiento instrumental, enviándole el resultado al anciano Goethe para conocer su opinión. No recibiría respuesta. Pese a ello, publicó con su propio dinero las canciones en la primavera del año siguiente bajo el título de Ocho Escenas de Fausto, aunque las acabaría retirando de la circulación muy poco tiempo después.

Hacia 1846, tras una gira por Europa en la que hizo parada en Weimar, la ciudad en la que Goethe había vivido hasta el final de sus días, el francés decidió recuperar aquellas escenas de juventud, orquestar el acompañamiento y dar un giro más dramático a la música, creando una nueva obra de muy mayor envergadura. Por supuesto, era entonces un compositor mucho más hecho y experimentado, no hay sino que ver el catálogo de obras que tenía ya a sus espaldas: varias oberturas, la ópera Benvenuto Cellini, la Sinfonía Fantástica, Harold en Italia, Romeo y Julieta y la Grande Messe des morts (su Réquiem), entre otras. Es importante ver un poco la evolución de estas piezas previas para entender cómo llega Berlioz a La condenación de Fausto, pues se trata de alguna forma de un cruce de caminos entre la ópera y la sinfonía, una vuelta de tuerca más en la dirección tomada por Romeo y Julieta, que era una sinfonía-dramática que incorporaba ya solistas vocales y coro y que evocaba musicalmente algunas escenas de la tragedia shakespeareana. Esta vez el compositor bautizó su Fausto como “leyenda dramática en cuatro partes”, e incluso en algún momento trató de presentar la obra como una ópera, desechando muy pronto la idea. Su naturaleza semidramática causó perplejidad en el estreno en la Opéra-Comique de París, el 6 de diciembre de 1846, y la obra tuvo que esperar hasta 1877 para empezar a hacerse un sitio en las salas de conciertos y, un poco menos, en los escenarios operísticos. 

Como hemos visto, las seminales Ocho Escenas de Fausto, y por tanto la posterior Condenación, se basaban en la primera parte del Fausto goethiano. La historia es más o menos conocida: el viejo doctor Fausto, privado de toda alegría, apesadumbrado por sus conocimientos amplios pero estériles, enfrentado al mundo y contrariado con el género humano, realiza un pacto con Mefistófeles, el tentador, el diablo: éste servirá a Fausto en esta vida (aquí) a cambio de que después los papeles se inviertan en el más allá (allí). De esta forma, el protagonista recupera su juventud y consigue el amor de Margarita, haciendo de ella víctima de unas maquinaciones diabólicas que acabarán con su hermano Valentín, con su madre y con el hijo concebido por su unión con Fausto. Entretanto, éste participa en orgías y aquelarres con un espíritu absolutamente desenfrenado. Al final, Margarita consigue la salvación con su propia muerte.

Una de las grandes novedades introducidas por Berlioz en su obra viene dada en el propio título: la condenación del protagonista, que cambia por completo el espíritu del final de la historia. Por otro lado, la caracterización musical de los personajes presenta a un Fausto (tenor) apasionado y de juvenil lirismo, a una Margarita (mezzosoprano) infantil, dulce y delicada, cuya música es la más sencilla y la de rasgos más populares, y a un Mefistófeles (barítono o bajo) obviamente demoníaco, de trinos incisivos y cromatismos en los trombones. El coro tiene un papel capital en tanto que representa, en distintas partes de la obra, a aldeanos, pastores, soldados, estudiantes y espíritus infernales o celestiales. Desde luego, la imaginación musical de Berlioz permite al oyente penetrar no sólo en las distintas escenas de la narración, sino en las emociones asociadas a ellas, valiéndose para ello de todos los recursos expresivos al alcance de una gran orquesta. Las escenas líricas y contemplativas, diríamos estáticas, se alternan con otras más activas que dejan fluir la historia, recurriendo muchas veces al recitativo. Así, un posible esquema de la Condenación sería el siguiente:

Primera parte:

  • Introducción o primera escena. Luce en sol en Hungría y Fausto camina plácidamente por el campo. Una dulce melodía a cargo de las violas precede al canto del protagonista, que contempla con tristeza la llegada de la primavera y el rejuvenecimiento de la naturaleza. En contraposición a la “lucha humana y de las multitudes”, Fausto se refugia en su propia soledad. La orquesta se queda sola y evoca los ecos de una lejana marcha húngara.
  •  Segunda escena. Ronda de campesinos. El canto feliz de los aldeanos se opone al melancólico de Fausto, incapaz de entender y de compartir su alegría.
  •  Tercera escena. El protagonista ve avanzar a un ejército por la plaza. Las tropas pasan al ritmo de una marcha húngara, la conocida Marcha Rákóczí.

Segunda parte:

 

  • Cuarta escena. Norte de Alemania. Los violonchelos y los segundos violines muestran a Fausto desolado en su estudio. Una vez más, su canto es nostálgico y doliente. A punto de acabar con su vida, escucha un sutil y a la vez solemne himno de Pascua proveniente de una iglesia cercana. Sus pensamientos se llenan entonces de dudas: “el cielo me ha reconquistado”.
  • Quinta escena. Anunciado por un súbito acorde, aparece de repente Mefistófeles. El carácter de la música se vuelve más irónico y anárquico cuando es él quien canta, y los trombones, asociados muy a menudo al reino de las sombras, adquieren un nuevo protagonismo. El diablo invita al protagonista a ir a descubrir las maravillas de esta vida.
  • Sexta escena. Taberna de Auerbach en Leipzig. La orquesta al completo revela el alborozo que se vive en el ambiente. Los bebedores brindan con vino y uno de ellos, Brander, entona una animada canción (la Canción de la rata). Para el amén, los presentes improvisan una fuga sobre esta misma pieza. Mefistófeles irrumpe y propone su propia canción: la de la pulga. Descontento con lo que está viendo, Fausto pide al diablo que le descubra otros placeres.
  • Séptima escena. Tras un poético interludio orquestal, la escena evoca unos bosques y unas praderas a orillas del Elba. Mefistófeles entona un aria (“Voici des roses”) que sumerge al protagonista en un sueño voluptuoso. Un coro de gnomos y silfos se une a él. Dormido, Fausto ve la bella imagen de Margarita, la música es pura fantasía. Tras el etéreo ballet a tempo di Valse de los silfos, el protagonista se impacienta por encontrar a la joven.
  • Octava escena. Estudiantes y soldados entonan un coro de resonancias marciales. En solitario, los estudiantes cantan el “Jam nox stella velamina” antes de que Fausto y Mefistófeles sumen al final sus voces a las de todos ellos.

Tercera parte:

 

  • Novena escena. Se escuchan tambores y trompetas tocando la retreta. De noche, en la alcoba de Margarita, Fausto reconoce dulce y apasionadamente su amor en el aria en fa mayor “Merci, doux crépuscule!”.
  • Décima escena. Mefistófeles aparece anunciando a Fausto la llegada de la joven, le sugiere que se esconda detrás de una cortina y sale de la escena.
  • Undécima escena. La flauta subraya la llegada de Margarita, que entra con una lámpara en la mano. Su canción medieval del Rey de Thule, iniciada en pizzicato por los contrabajos, se inspira en un lirismo sencillo y de ecos populares.
  • Duodécima escena. Una calle frente a la casa de Margarita. Se inicia con la evocación por parte de Mefistófeles de los espíritus flamígeros, que da lugar a un curioso minueto, la danza de los duendes, a la que sigue una sarcástica serenata en la voz del propio diablo (“Devant la maison”).
  • Decimotercera escena. El primer encuentro entre Fausto y Margarita tiene lugar la alcoba de la joven después de unas breves frases de los oboes sobre acompañamiento de las violas. Ambos se reconocen y entonan un penetrante y encendido dúo de amor en mi mayor, “Ange adoré”, especialmente exigente para el tenor, que tiene algunas dificilísimas incursiones en la zona alta de la tesitura. Embriagada por la emoción, Margarita está a punto de desfallecer.
  • Decimocuarta escena. La música se tensa y revela en fortissimo la entrada de Mefistófeles alarmando a la pareja de que los vecinos se han enterado de la presencia de un hombre en la casa y de que la madre de la joven está en camino. El lirismo se intensifica y se precipita mientras desde fuera se oyen los gritos escandalizados de los vecinos.

Cuarta parte:

 

  • Decimoquinta escena. Alcoba de Margarita. Ha pasado el tiempo y Fausto ha abandonado a la joven, que entona, compartiendo protagonismo con el corno inglés, la hermosa y sentida romanza “D´amour l´ardente flamme”. Al fondo se oyen las voces de los soldados y los estudiantes.
  • Decimosexta escena. Bosques y cavernas. Fausto canta con amplitud a la naturaleza, “inmensa, impenetrable y orgullosa”. Es la parte conocida como Invocación de la naturaleza.
  • Decimoséptima escena.  Mefistófeles aparece entre las rocas y comunica al protagonista en un recitativo que Margarita está en prisión por haber matado a su madre al abusar de un brebaje preparado para adormecerla durante las noches de amor. El diablo promete salvarla a cambio de que Fausto acepte empezar a servirle mañana mismo. Se sella el pacto.
  • Decimoctava escena. Llanuras, montañas y valles. Fausto y Mefistófeles cabalgan al galope sobre dos caballos negros. Convencido de que van a salvar a Margarita, el protagonista se sorprende al contemplar ciertas apariciones demoniacas mientras los trombones acentúan su presencia: es la cabalgada al abismo. Fausto ha caído en manos del diablo, que hace retumbar su voz celebrando su victoria.
  • Decimonovena escena. Pandemonium, el paraíso perdido, capital de los infiernos. Condenados, demonios y príncipes de las tinieblas acogen al protagonista entre sus llamas y bailan exultantes alrededor de Mefistófeles sobre una música báquica y terrorífica.
  • Epílogo. En la tierra, suenan las lejanas voces de los condenados y los demonios; en el cielo, creando una atmósfera paradisíaca, los espíritus celestiales rezan por Margarita y proclaman su salvación: “¡Ven, Margarita, ven!”.

Asier Vallejo Ugarte

 

Michael Schade, tenor

Aclamado como el «principal tenor mozartiano del mundo», Michael Schade actúa en todos los principales teatros de ópera. Su ámbito de expresión artística abarca un amplio repertorio de interpretaciones de ópera, recitales, conciertos y grabaciones.

La estrecha colaboración que le une a la Ópera Estatal de Viena continúa durante la temporada 2010/11, donde regresa para la representación de Año Nuevo de la opereta El murciélago y Arabella. En el marco del Festival de Salzburgo, Michael Schade ha aparecido durante 16 años consecutivos. y en 2008 y 2009, Jürgen Flimm le nombró director creativo del Proyecto de Jóvenes Artistas de Salzburgo.

Además de su carrera operística, Michael Schade participa en numerosos conciertos y recitales. Su enorme repertorio concertístico, que abarca desde las Pasiones de Bach hasta La canción de la Tierra de Mahler, se ha podido escuchar en numerosas ocasiones junto con las orquestas filarmónicas de Viena, Berlín, Los Angeles y Nueva York, bajo la batuta de directores de la talla de Claudio Abbado, Pierre Boulez, Semyon Bychkov, Christoph von Dohnányi y Valery Gergiev.

Elisabeth Jansson, mezzosoprano

La mezzosoprano Elisabeth Jansson nace en Suecia en 1976. Estudia en el Conservatorio Richard Strauss de Múnich, en la Real Academia de Música de Londres y en la Real Academia de Ópera de Copenhague. 
Elisabeth Jansson es una cantante de concierto muy solicitada; ha interpretado la Sinfonía nº. 9 de Beethoven, Lieder Eines Fahrenden Gesellen  de Mahler, Gestillte Sehnsucht de Brahms y Geistliches Wiegenlied en Munich, la Rapsodia para alto de Brahms junto con la Orquesta de la Real.
En los últimos años destacan, entre otras, sus interpretaciones de la Pasión según san Juan (BWV 245) de Bach en el Teatro de los Campos Elíseos de París y en la Philharmonie de Colonia bajo la batuta de Andreas Spering, una gira de conciertos por Europa con la Pasión según san Mateo (BWV 244) de Bach, así como las grabaciones del Oratorio de Pascua (BWV 249) y la Cantata BWV 146 de Bach.

Jean-Luc Chaignaud, barítono
Tras estudiar con Régine Crespin y Gabriel Bacquier en el Conservatorio de París,  Jean-Luc Chaignaud es admitido en la Escuela de Arte Lírico de la Ópera de París. Su carrera internacional se inicia en 1988 de la mano de Christa Ludwig.
El sello Deutsche Gramophon recoge en 1989 su interpretación de Silvano en Un ballo in maschera junto con la Filarmónica de Viena bajo la dirección de Herbert von Karajan, papel que interpreta en el Festival de Salzburgo. A partir de este momento, Chaignaud se convierte en miembro de la Ópera Estatal de Viena donde representa todos los principales papeles del repertorio para barítono.  Actúa como artista invitado en las óperas  de Berlín,  Bonn, Colonia, Festival de Schleswig Holstein (dirigido por Christoph Eschenbach) y en  Festival de Róterdam (dirigido por Gergiev). En 1993 debuta en La Scala de Milán con Falstaff, en el papel de Ford, dirigido por Ricardo Muti y en 2000 debuta en el Metropolitan de Nueva York.
En la última temporada ha interpretado, entre otros, a Mefistófeles en la serie de conciertos de la Condenación de Fausto en Bretaña, Nantes y Rennes.

José Manuel Díaz, barítono

Nacido en Bilbao, estudia en el Conservatorio Superior de Música de dicha ciudad obteniendo las máximas calificaciones. En la actualidad, perfecciona técnica vocal y repertorio en Italia.

En el campo del oratorio debutó con Un Réquiem Alemán de Brahms en el Palacio Euskalduna de Bilbao dirigido por Juanjo Mena, y dentro de este repertorio interpreta: Requiem de Fauré, Requiem de Mozart, Magníficat de Bach.

Su debut operístico se produjo en Bilbao con La Traviata en 1997 y desde esa fecha son numerosas sus actuaciones en la ópera y en la zarzuela.

Entre sus compromisos del 2011 destacan: La Boheme en Valladolid, Carmina Burana con La Fura dels Baus en Lyon y Perpiñán y La Flauta Mágica en Oviedo.

 

Bilboko Koral Elkartea / Sociedad Coral de Bilbao
Julio Gergely, zuzendaria / director

La Sociedad Coral de Bilbao-Bilboko Koral Elkartea se fundó en 1886 para el desarrollo de la música en general y de la coral en particular. A lo largo de sus 125 años han sumado éxitos, galardones y un gran prestigio en todo el Estado español.

Entre los maestros que han dirigido sus coros desde sus comienzos con Cleto Zabala, están Aureliano Valle, Jesús Guridi, Arturo Inchausti, Timoteo Urrengoechea, J. M. Olaizola, Modesto Arana, Rafael Frühbeck de Burgos, Juan Cordero, Urbano Ruiz Laorden, Julen Ezkurra, Gorka Sierra, Iñaki Moreno y Joan Cabero. En septiembre de 2010 Julio Gergely asume la dirección.

La lista de grandes directores con los que ha actuado tiene nombres como Fernández Arbós, Pérez Casas, Wladimir Golscham, Jesús Arámbarri, Ataulfo Argenta, Sir Malcon Sargent, Odón Alonso, Ros Marbá, Mstislav Rostropovich, Christoph Spering y Jiri Belohlavek entre otros.

La Sociedad Coral de Bilbao ha actuado acompañada de la práctica totalidad de las orquestas españolas así como de las orquestas sinfónicas de Berlín y  Moscú, Royal Philarmonic Orchestra, Orchestre National du Capitole de Toulouse.

La Sociedad Coral de Bilbao ha sido reconocida con la Medalla de Oro en las Bellas Artes, la Medalla de Honor de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando  y la Medalla de Oro de la Villa de Bilbao entre otros galardones.
 

Bilboko Koral elkartearen Kontserbatorioko Ebesbatza / Coro del Conservatorio de la Sociedad Coral de Bilbao
José Luis Ormazabal, zuzendaria / director

Inició su andadura en 1984 asumiendo la dirección Gorka Sierra, por entonces director de la Coral de Bilbao. Desde febrero de 1994 el coro, que se nutre fundamentalmente de alumnos del Conservatorio de la Sociedad Coral de Bilbao, tiene como director a José Luis Ormazabal.

Entre los directores a las órdenes de los que han actuado destacan John Elliot Gardiner,  Mistoslav Rostropovich, Odón Alonso, Ros Marbá y Valery Gergiev.

La JONDE, la Orquesta Nacional de España, La Orquesta Sinfónica de Bilbao, la Royal Philharmonic Orchestra y la Orquesta de la Opera del Teatro Mariinsky son algunas de las orquestas con las que han actuado.

 

Tendremos ocasión de escuchar en nuestro concierto de abono nº 17 la obra “La Condenación de Fausto” de Hector Berlioz. Interpretamos por primera vez una selección de fragmentos de esta obra el día 25 de abril de 1923 bajo la dirección del Maestro A. Marsick en el Teatro Coliseo Albia de Bilbao en un concierto a beneficio del Sanatorio de Gorliz. Desde entonces hemos podido escuchar diversos fragmentos de la misma en otras 10 ocasiones, pero a pesar de haberla interpretado en dos ocasiones en su totalidad en Zaragoza (30.04.1950) y en Getxo (17.02.1984), será esta la primera vez que la podremos escuchar en el marco de nuestra temporada.
Para su interpretación emplearemos la edición crítica publicada por la Editorial Bärenreiter (www.baerenreiter.com)  bajo la dirección de Julian Rushton y editada por el Berlioz Centenary Committee en cooperación con el Calouste Gulbenkian Foundation de Lisboa.
A continuación les recomendamos una serie de grabaciones comerciales de las obras de nuestro programa. Todas ellas pueden adquirirse en la Fnac o escucharse a través de internet siguiendo los enlaces señalados:


H. Berlioz: La damnation de Faust

Release Date: 11/01/1995 
Label:  Bayer Records   Catalog #: 500017/18   Spars Code: DDD  
Composer:  Hector Berlioz 
Performer:  Jennifer Larmore,  Hubert Claessens,  Keith Olsen,  David Wilson-Johnson
Conductor:  Günter Neuhold 
Orchestra/Ensemble:  Düsseldorf Städtischer Musikvereins Chorus,  Flanders Philharmonic Orchestra

Release Date: 09/11/2001 
Label:  Philips   Catalog #: 416395   Spars Code: ADD  
Composer:  Hector Berlioz 
Performer:  Jules Bastin,  Josephine Veasey,  Richard Van Allan,  Gillian Knight,  Nicolai Gedda 
Conductor:  Sir Colin Davis 
Orchestra/Ensemble:  London Symphony Orchestra,  Ambrosian Singers,  London Symphony Chorus,  Wandsworth School Boys’ Choir

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